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Carlos Roque Sánchez 2
Sábado, 11 de Diciembre de 2021

“¿En loor o en olor de multitud?” (1)

[Img #156948]¿Cómo se dice? Hace un par de semanas, y al final de una tertulia, una amable señora manifestó sus dudas acerca de la expresión utilizada en la misma, “en olor de multitud”, que a su entender debía ser sustituida por la de “en loor de multitud”. El caso es que parte de su argumentario me hizo dudar, se suele oír y ver escrito de las dos formas, así que hice lo que siempre hago en estos casos, tiré del DRAE y es que no hay nada como beber en las fuentes. Le cuento. A loor lo define como “elogio, alabanza, aplauso” y lo deriva del verbo loar, “alabar”, que proviene a su vez del latín laudare. Un término antañón, pues aparece ya en el título de una de las obras del escritor medieval Gonzalo de Berceo (1195-1268), el primer poeta en lengua castellana con nombre conocido. Claro que también está en el título de una de las más conocidas obras poéticas de Alfonso X ‘el Sabio’ (1221-1284), ‘As Cantigas de Loor de Santa María’, escrita en 1250 y con versos en zéjel.

 

‘As Cantigas de Loor de Santa María’. Un conjunto de 417 canciones en galaico-portugués, dedicadas a enaltecer los milagros marianos e inspiradas en la misma Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, y de las que el cosmopolita rey es supuesto autor. Supuesto digo porque, si bien es cierto que en opinión de no pocos entendidos, estamos ante una de las colecciones con notación musical más importante de la literatura medieval occidental, y sin duda uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas. No lo es menos que, en la actualidad, existen sombras alargadas y razonables sobre el hecho de que todas las piezas puedan tener, realmente, la autoría del rey compositor. Unas dudas que es muy probable nunca se puedan llegar a esclarecer, por lo que lo dejo aquí, no sin antes puntualizar que acabamos de entrar en la celebración de su octingentésimo (800.º) cumpleaños, ojo al ordinal conmemorativo.

 

“En loor de multitud”. Para mí, por sus orígenes etimológicos, la expresión evoca a un gentío que participa de forma activa en un acto, en este caso aplaudiendo, vitoreando, elogiando, alabando. Vamos, como la salida de un matador de toros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza o algún paso en la calle de la Semana Santa roteña, qué quiere que le diga. Una palabra, la de loor, que ni decirle tengo es no ya culta, sino muy culta, vamos cultérrima. De hecho no es de las que suele aparecer en cualquier conversación al uso, una de esas muchas que mantenemos a diario. Es más, durante mucho tiempo, el pueblo llano desconocía (¿desconoce?) el significado de la palabra loor, recuerde “elogio o alabanza”, y por aquí, por esta ignorancia significativa podrían ir los tiros del origen de la siguiente expresión que nos ocupa, la de “en olor de multitud”.

 

“En olor de multitud”. El término ‘olor’, entre otras acepciones, viene definido en el DRAE como “Impresión que los efluvios producen en el olfato” y lo deriva del latín olor-oris. A diferencia de la expresión anterior, “en olor de multitud”, es de nuevo mi opinión, representa a una muchedumbre más bien pasiva que con su presencia se limita a desprender olor, uno del que debemos imaginarnos su aroma. De forma que, en la comparativa, la frase loorosa supera con creces a la sudorípara no sólo en elegancia, sino también en expresividad. Pero no queda aquí la cosa, según el Diccionario de Autoridades, olor también significa “fama, opinión o reputación de ciertas cosas”, de ahí que a veces digamos que un asunto nos huele mal, es decir, que nos merece una mala opinión o que, en sí, tiene mala reputación. Mas ya sabe, siempre hay un pero en el cesto del conocimiento, resulta que el término olor también puede ir unido al de santidad, “en olor de santidad”.

 

“En olor de santidad”. Una frase encomiástica donde las haya, procedente del ámbito hagiográfico y asociada a una suspecta mezcla aromática de pócimas para embalsamar y óleos perfumados. Un signo inmemorial e inequívoco de que un cadáver ha sido tocado por la mano divina y eximido, entre otras miserias humanas, del hedor que acompaña al resto de los mortales al descomponerse. Me viene a la memoria Santa Teresa de Jesús, de quien se cuenta murió “en olor de santidad” porque olía mucho a flores incluso días después de muerta; es lo que en otros tiempos se decía que les pasaba a algunas personas que habían llevado una vida virtuosa. Hoy sin embargo ya no es así; será que no se lleva la virtud o que la ciencia ha tomado cartas en el asunto, lo que no es óbice para que, como construcción popular, aún esté vigente en nuestro idioma con el significado de ‘con fama y reputación’, a semejanza del “olor de multitud”. Entonces, ¿cuál es la correcta olor o loor? (Continuará)

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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  • Hermano Lobo

    Hermano Lobo | Sábado, 11 de Diciembre de 2021 a las 20:51:59 horas

    Ameno, como de costumbre.
    Aunque conocía y distinguía las dos acepciones, mejor dicho las diferencias, casi siempre tengo que ir al DRAE a aprender alguna palabra nueva, en este caso el ordinal octingentésimo.
    Me alegra saber que continuará.

    Saludos.

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  • Tal vez...

    Tal vez... | Sábado, 11 de Diciembre de 2021 a las 20:07:36 horas

    ... debería volver a "beber de la fuente" del DRAE.
    Verá que 'cultérrimo/a' no aparece...

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