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Sábado, 09 de Julio de 2011

David Gasca

 

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QUIZÁS POESÍA



  
  
Debido al exceso de trabajo, esta semana me ha sido imposible escribir un artículo “al uso” por lo que he decidido compartir con los lectores algunas palabras que escribí hace tiempo. Podría haber dejado una semana más el artículo anterior, pero habría roto mi compromiso de entregaros cada siete días unas palabras gratuitamente. Espero me disculpen y que reciban a corazón abierto los siguientes textos como lo que son... un regalo.


                                                                             AL ARTISTA

¿Por qué te esfuerzas en materializar tu belleza si el hombre de hoy no ve mas allá de si mismo?
Tozudo buscas la perfección aún sabiendo que el cuerpo de la mujer lleva tiempo ya esculpido.

No compartas tus pinturas, tus fotos, tus melodías, no las des a conocer, al menos no por mucho tiempo.
¿Acaso nos muestra el cielo dos amaneceres en un mismo día?

Sé como la naturaleza que guarda con recelo su arco de colores y aún así su danza altruista deprende aromas que perfuman por igual a valles y montañas.
Y nunca permitas que te pidan a capricho para poder así entregar caprichosamente.




                                                                              GAIA


Al nacer, me entregaste el aire; con él alimenté mi primer aliento.

Me entregaste la luz; con ella pude mirar a mi segunda madre, que me acababa de parir.

¿Cuantos hijos e hijas viste crecer en tus vientres?
¿Cuantos de mis hermanos bebieron de tus ríos y se amamantaron en tus arroyos?
Oh, Gaia, madre entre las madres.

Tú; el  más viejo de los espíritus, la más antigua de las leyes,
un ábaco de plata que equilibra el cosmos.

Y así, como el buen jardinero vela por el jardín amado;
Así por tu mano somos sembrados, podados, cultivados y a la hora señalada, segados sin previo aviso.

                     Oh, Gaia, madre entre las madres.                       


 

                                                                                            A Gaia, el espíritu de la tierra.



LA NIEBLA


Cuando seas mayor y camines por la niebla, has de ver con tus propios ojos.
Destierra de tu mente la voz de la masa sin nombre que un día okupará la casa donde duermen tus recuerdos.

Cuando la inhales, la humedad invadirá tus pulmones,
recorrerá tus huesos,
querrá enfriarte desde dentro;
en ese momento mírale de frente y dile
“Yo soy el calor y tu la niebla”.

Y si la luz que hay en ti despejase el camino, échate a caminar,
llegarás a un prado verde donde un pergamino arcano un secreto antiguo acuna...
”El misterio de la vida es un hueso de aceituna”.



                                                                           Para mi sobrino Adrián.
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