La participación ciudadana en una democracia avanzada no debería limitarse a votar una vez cada cuatro años. El pueblo debe aspirar a gobernarse a sí mismo; no limitarnos a dejar que nos gobiernen. La antipolítica, el “tod@s son iguales” y el desprecio a las instituciones son el caldo de cultivo perfecto para los autoritarismos. Si de verdad queremos proteger la democracia, no debemos caer en este profundo error.

El problema de la antipolítica lo venimos heredando desde el franquismo y debemos romper con él de raíz. Si realmente aspiramos a ponernos al nivel democrático de nuestros vecinos europeos debemos hacer pedagogía del cambio, de cómo la política es la herramienta que nos permite cambiar nuestras vidas y decidir nuestro destino como pueblo.

No tod@s son iguales, aún quedan personas íntegras en la política. Ciertamente es difícil verlas, pues la mayoría no ocupan puestos de poder. Sin embargo, las militantes de base hacen un trabajo digno de reconocimiento, pues dedican una gran parte de su tiempo a luchar por lo que defender aquello en lo que creen.

Debemos participar e implicarnos más. Los espacios políticos están escasos de militancia, la gente no quiere implicarse en política porque han perdido la fe en las instituciones y en su capacidad para cambiar las cosas. Ante esto no queda otra que dignificar estos espacios, para que vuelvan a ser atractivos para la ciudadanía.

NUESTRA democracia, porque la democracia es nuestra (nos pertenece como pueblo), debe madurar. Y esto solo se consigue mediante la implicación constante de la población en los espacios de toma de decisiones. Ya hay mecanismos de participación ciudadana: manifestaciones, presupuestos participativos, Iniciativas Legislativas Populares… El problema es que hay un gran desconocimiento al respecto. Desde las instituciones se debería apostar por reforzar este tipo de mecanismos y darlos a conocer, para que el pueblo sepa realmente de qué herramientas dispone para gobernarse.

La Ilustración ya demostró que gobernar “para el pueblo” sin contar con el pueblo es un enorme error. ¿Vamos a permitir que vuelva a repetirse?

Curro Polo Castellano