ALGUNOS ASUNTOS QUE PLANTEAN LOS VECINOS



 
Esto de que el PP esté gobernando en solitario (de momento), bien mirado, resulta más barato a que lo haga en coalición con sus socios de toda la vida.

Ya sé que todos están pensando que esto del pacto es cuestión de meses, semanas o días, pero, mientras no se produce, los roteños/as nos estamos ahorrando “un pellizquito”.
Fíjense como será, que con lo que deja de percibir un concejal por el hecho de estar en la oposición en lugar de formar parte del equipo de gobierno, habría para mantener abierto todos los fines de semana del verano el Centro de Día “Cristina Buada”, sin incrementar el coste para las arcas municipales. Esta conclusión matemática me la sugirió uno de los vecinos habituales que disfrutan de las instalaciones del mencionado centro social para mayores. El vecino en cuestión se quejaba de que cerraban el Centro de Día por razones económicas. Están convirtiendo lo que se supone que es un servicio al ciudadano en una cuestión de rentabilidad mercantilista.
Según la conclusión del vecino, si con el ahorro de un solo concejal se puede cubrir ese déficit monetario, imagínense lo que nos ahorramos todos y todas con la diferencia de seis concejales más.

Claro que este “saldo deudor” que se origina por mantener este servicio a la ciudadanía, después nuestros gobernantes no lo tienen en cuenta a la hora de programar la “tradicional cena de Navidad” de la tercera edad, donde el evento ronda los treinta mil euros, y que, curiosamente va destinado a las mismas personas (se supone) a las que ahora se les cierra las puertas del Centro de Día durante los fines de semana.

Una vecina me preguntaba si yo sabía la razón de por qué la obra del nuevo Centro de Salud se había quedado parada tras las elecciones municipales. Al unísono me interrogaba si conocía el importe de lo realizado hasta ahora. Tuve que reconocer mi ignorancia en las dos cuestiones planteadas. Eso sí, le prometí que en el primer Pleno que se celebrara lo preguntaría. Ello si alguien del equipo de gobierno, al leer este artículo, no responde antes a las cuestiones planteadas.

Esta vecina, muy mal pensada ella, se desahogó explicando que el inicio de la obra era pura fachada, que la iniciaron antes de las elecciones para captar votos, pero que a ella no la habían engañado y por eso no votó ni al PP ni a Roteños Unidos. Tengo que confesar que tampoco me dijo si votó a Izquierda Unida. A mí me da que la buena señora no fue a votar.

Se lamentan también los vecinos (bueno, algunos vecinos, no puedo decir si son todos) de la falta de sensibilidad de los gobernantes locales en el tema del ahorro del agua. Los parques y jardines, dicen, se riegan con agua potable. He visto regar las macetas que adornan las calles del centro y, efectivamente, se usa agua de la red general de abastecimiento. Todo un insulto a la protección del medio ambiente, pero en fin. Lo de los parques, no dudo que también se haga de la misma forma, pero habrá que estar atento. Lo de celebrar el Día del Agua vendría  a significar una tomadura de pelo al respetable si así lo estuvieran haciendo. La culpa, claro, no es de los jardineros/as, sino de los que se colocan frente al micrófono para deleitarnos con el mensaje de rigor.

Otro vecino, y además amigo, me ha sugerido que recree en una especie de memoria las anécdotas que surjan en esta legislatura en la que me estreno de concejal. No sé si tendré tiempo para ello. Sí puedo adelantar que estoy tomando apuntes de ellas. Ya tengo anotadas tres. La primera hace referencia al voto que emití a mi compañero Vilela y que, según el Secretario, fue nulo al no estar él presente y que, según la Ley Electoral, no nos ha quedado muy claro. La primera vez que mi compañero Vilela iba a ser nombrado dos veces, lo fue sólo una y, además, con resultado de nulidad.

La segunda nota hace referencia a la ruptura del protocolo por parte de Lorenzo Sánchez Alonso. “Arrebato del discurso”, he anotado para su futura redacción. Pasará a lo anales de los Plenos la llamada de atención hacia su persona del dirigente independiente. Dudo entre si fue un arrebato repentino o una acción preparada de antemano. El contenido del discurso fue el que me produjo esa duda razonable.

La última de las notas recogidas hace referencia a un suceso que me ocurrió hace unos días. Resulta que estábamos citados los concejales para la celebración de las Juntas Generales de las distintas empresas municipales. Al llegar al Castillo me encuentro con que los concejales están en la primera planta de éste. Me incorporo al grupo. Noto que faltan los concejales del grupo socialista. Miro el reloj. Falta un cuarto de hora para la convocatoria de la primera de las reuniones. De pronto alguien se dirige al grupo allí reunido y grita: “empezamos”. Yo me dejo arrastrar por la corriente de concejales y concejalas. El cortejo termina en el saloncito adjunto al despacho de la Alcaldesa. Miro los asientos y pregunto, sin dirigirme a nadie en concreto, si allí cabíamos todos. Alguien me mira con cara de sorpresa. Me parece que era una concejala, pero omito su nombre.

Juan Antonio Liaño me indica amablemente que las reuniones de las empresas municipales son en el salón de Plenos a las nueve y media. “Lo he captado”, se me ocurrió decir.
Salud.


ANTONIO FRANCO GARCÍA