Las trabajadoras de ayuda a domicilio en Rota reclaman que alguien acabe con su precariedad laboral
Son mujeres en su totalidad, 60 personas en plantilla fija y 27 temporales, que cada día trabajan para atender a personas mayores o dependientes que necesitan una ayuda en sus cuidados más básicos como el aseo personal, que alguien les haga la compra, la limpieza de casa, compañía, etc. Labores tan importantes para un ser humano a ciertas edades que no se explica que con la función principal que tienen para sus usuarios, su situación laboral sea tan precaria.
Las mujeres que forman la plantilla del servicio de ayuda a domicilio en Rota llevan años reclamando que alguien mejore sus condiciones de trabajo. No piden una mejora sobre una situación más o menos decente, piden mejoras ante situaciones que todavía no se explican cómo con el paso de los años, nadie soluciona.
La inestabilidad laboral, el salario bajo, el incumplimiento de algunas normas como tener entre turno y turno 12 horas de descanso, que se les contabilice el tiempo de desplazamiento de un domicilio a otro como tiempo real de trabajo, o que se les permita tener 20 minutos de desayuno en su jornada es lo más básico por lo que pelean y que a día de hoy, no tienen. Viven en una permanente incertidumbre porque sus sueldos varían en función del número de horas que trabajan pero estas pueden ser menos si algún usuario, y no es nada excepcional, fallece. Entonces comienzan a deber horas a la empresa si su contrato es por un número determinado, pero como pasan meses sin que nadie les diga que las recupere, empiezan a ver volar euros de sus nóminas.
Desde el comité de empresa del servicio de ayuda a domicilio, que actualmente el Ayuntamiento de Rota tiene adjudicado la empresa LifeCare Asistencia Integral Sl., que está en una prórroga forzosa de un año, creen que aunque hay mucho que mejorar, sobre todo, hay una gran falta de organización. Se quejan de la poca coordinación que existe entre la delegación de Servicios Sociales cuando concede la ayuda a un usuario, con la coordinadora de la empresa y las empleadas. Como ejemplo, se han dado casos, explican las afectadas, de que algunas de ellas han tenido usuarios a los que atender que se pisaban entre sí, tener que estar en una casa a las 13.00 horas y a la vez a las 12.50 horas en otra. Algo materialmente imposible. Además, se quejan de que la distancia entre uno y otro domicilio no se le computa como tiempo real de trabajo por lo que el tiempo que tardan en llegar de un punto a otro de Rota, lo tienen que echar a sus espaldas sin que nadie se lo pague. Una situación que sería tan sencilla como por ejemplo, trabajar por zonas, que cada trabajadora de ayuda a domicilio tuviera que atender a los usuarios de una misma zona de Rota.
Lo peor de todo, en una retahíla de precariedad que han trasladado a Rotaaldia.com y que ya pusieron en conocimiento de los políticos el pasado pleno municipal, es que el mal servicio se lo llevan las personas mayores o dependientes a las que atienden y ellos, aseguran, son conscientes de las deficiencias que ofrecen siendo en más de una ocasión más que comprensivos con la situación.
Por eso, estas trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio ven con buenos ojos que se estudie la viabilidad de municipalizar el servicio y pasar a depender directamente del Ayuntamiento, sin las idas y venidas de las empresas adjudicatarias que acaban yéndose argumentando que no les compensa. En ese ir y venir, desde el comité de empresa explican que muchas veces, lo que casi tienen conseguido con una empresa, como no se deja bien atado y entra otra nueva, es una vuelta a empezar. En estos años, indican, han conseguido mejoras mínimas como que se respeten las horas de contrato, pero insisten en que es necesaria una mejor organización al margen de mejoras laborales urgentes.
Sus peticiones son básicas: contrato de un mínimo de 25 horas semanales y que no bajen de ahí para poder tener garantizado un medio sueldo; que se les compute el tiempo de desplazamiento entre un domicilio y otro de usuarios como tiempo efectivo de trabajo; poder contar con 30 minutos de desayuno cuando tienen jornadas de 8.30 a 15.30 horas; y que se respete el descanso de 12 horas entre turno y turno.
Actualmente, indican, muchas desayunan por la calle un bocadillo cuando van de una casa a otra, y no cumplen las 12 horas de descanso porque si la empresa les ofrece hacer un turno -por baja o sustitución- antes de este tiempo, lo aceptan para poder aumentar su salario. Se da el caso de que algunas de estas personas, aún trabajando, tienen que acudir a los servicios sociales para poder comer porque sus contratos son de 10 ó 20 horas semanales y con ello, no llegan. Como ejemplo, un contrato de 33 horas semanales ronda los 800 euros mensuales, 200 euros menos de lo que cobran las trabajadoras funcionarias que dan este servicio directamente contratadas por Servicios Sociales del Ayuntamiento de Rota por una hora menos de trabajo diaria. Un agravio comparativo por el que también pelean.
La precariedad es aún mayor en los contratos de fin de semana y festivos, que no cobran un plus por ello, que empalman sustituciones en días laborales para poder llevar algo más de dinero a sus casas y acaban trabajando más de una semana seguida sin días de descanso. Un trabajo que no solo tiene una carga física, dado que hay que ayudar a personas que tienen mermada su autonomía, sino que también es psíquica porque en la mayoría de casos, se trata de personas enfermas o con problemas. Esta parte, la asumen como parte del oficio, y de hecho, reconocen que con los usuarios llegan a establecer una relación casi familiar y un vínculo muy fuerte, porque en muchos casos, ellas, estas trabajadoras de ayuda a domicilio, son sus pies y manos. Lo que no pueden soportar más tiempo, es la precariedad de su situación laboral y el estrés que les genera trabajar en estas condiciones, por eso, insisten en que es necesario que alguien tome las riendas, haya una reunión a tres bandas, -Ayuntamiento de Rota, empresa y trabajadoras-, y que se corrijan algunas deficiencias que, insisten, en algunos casos solo haría falta una mejor organización que denuncian que falla desde el principio.
Por eso, piden soluciones, mejoras para tener unas condiciones de trabajo mínimas y sobre todo, echan en falta un control del servicio. Pese a que su trabajo es vital para otras personas, se sientan infravaloradas y sobre todo, sienten que nadie hace nada por mejorarlo.
ROBERTO | Viernes, 05 de Noviembre de 2021 a las 18:50:08 horas
Ya sabemos de la importancía de estos servicios. Por lo que se puede apreciar es un problema de gestión de la empresa que no lo está haciendo bien. Ahora no entiendo porque según comentan están infringiendo leyes laborales, creo yo, al no pagar las horas de desplazamiento... y porque no han ido al sindicato? Desconozco estos temas pero veo bien que ya que la empresa no cumple que tome la gestión el ayuntamiento sin intermediarios... pero ahora tampoco se puede pedir el oro y el moro al equiparar sus sueldos con trabajadoras del ayuntamiento.. Un auxiliar administrativo no cobra lo mismo trabajando por lo privado que por lo público, y esto ocurre con muchísimos otros colectivos. Si el ayuntamiento deciden llevar la gestión, tendrán que pasar por una oposición como todo el mundo. Tal como está establecido por la ley... es que quieren automaticamente que ellas sean las elegidas? Les recuerdo que trabajan para una empresa privada pero si se pone en manos del ayuntamiento tendrán a opositar como manda la ley... que no sois especiales pare decir que ya directamente se hace municipal y cobrán más.... También hay muchos colectivos que podrían decir lo mismo... Porque también hay gente esperando en el paro que están mejor formadas o tienen más experiencia que muchos de la plantilla de lo cuales no se acuerdan nada.... Que lo coja el ayuntamiento y todos a opositar como manda la ley...
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