A raíz de la salida a la luz de los abusos a menores por parte de la curia francesa es que nace este artículo. Una vez más, niños y jóvenes fueron víctimas de tocamientos, agresiones sexuales y violaciones por parte de sacerdotes y religiosos.

Debido a la increíble acumulación de casos en este sentido y que son bien ya conocidos por todos la multinacional más antigua del mundo, es decir, la Iglesia, se enfrenta a su propio ocaso.

Es el morir agónico de una institución que por "sagrada" que fuera no han tenido la capacidad ninguna de sus autoridades para poder percibir el sufrimiento de las víctimas. Algo totalmente contrario al mensaje en sus inicios proclamado y que era la base de su esencia: "ponerte en las zapatillas del otro". El número de damnificados podría ser descomunal ya que son "estimaciones mínimas" en cuanto a cifras.

En algunos lugares todavía impera la "ley del silencio" frente a esta lacra pero no obstante, los procesos  históricos son sabios y todo esto se irá sabiendo. Son enormes síntomas también de locura el hecho de afirmar "Gracias a Dios que la mayoría de los abusos han prescrito" por parte de alguna autoridad arzobispal claramente encubridora. Si las religiones no se adaptan al mundo en el que viven, desaparecerán.

Jesús Antonio Fernández Olmedo