El laicismo de las fiestas
En Cádiz capital no ha sentado nada bien el traslado del próximo Carnaval al mes de junio. Al menos no a todo el mundo. El traslado viene originado, claro está, por la presencia del corona virus que se ha instalado en nuestras vidas y que nadie puede asegurar que resurja con virulencia, según sus mutaciones, el próximo invierno.
Así que don Carnal sufrirá las calores de este rinconcito del planeta, algo que no ocurría desde que este país nuestro estaba gobernado por los fascistas que ganaron la guerra civil. Los tentáculos del franquismo, alérgicos a todo lo que oliese a Libertad, erradicaron la esencia propia del Carnaval, que quedó convertido en “Fiestas Típicas Gaditanas”, por recomendación directa de la Iglesia de aquel tiempo. Por aquel entonces, don Carnal y doña Cuaresma no se llevaban demasiado bien. La enlutada contaba además con una vecina chivata, doña Censura, que le tenía al corriente de los desmanes del señor don Carnal. El primero representaba el pecado, mientras que la señora de negro era todo recato. Pero este es un tema que merece un capítulo aparte.
Bueno, todavía hay algún sector eclesiástico que ve esto del Carnaval como algo pecaminoso. Pero, lo que es el pueblo llano, pasa de la perversidad de las letrillas y del disfraz desenfadado a transformarse en ferviente nazareno en menos de cuarenta días.
Todas las fiestas laicas han sido trasladadas de fecha o simplemente suspendidas en este último pandémico año. Ha ocurrido con las Fallas de Valencia, con la Feria de Sevilla... y ahora, por decisión del gobierno local gaditano, también el Carnaval.
Exceptuando al Carnaval, todas las fiestas de este país nuestro tiene siempre un cierto contenido religioso. En las Fallas, por ejemplo, hay una ofrenda floral a la Patrona de Valencia, la Virgen de los desamparados. Los mozos en Pamplona en los sanfermines dirigen una plegaria al Patrón antes de cada carrera delante de los toros.
Cualquier celebración, ya sea deportiva y/o festiva, viene acompañada de una ofrenda religiosa. Si un club gana el campeonato, el equipo se dirige a ofrecer el trofeo al Patrón o la Patrona. O a los dos. Da igual que el equipo lo integre jugadores no creyentes o practicantes de otra religión cualquiera. La ofrenda forma parte de la historia del club y se ha instaurado como costumbre.
Todas las festividades giran en torno al hecho religioso. El Viernes Santo siempre cae en la primera luna llena de la primavera. A partir de ahí se programan todas las festividades. Cuarenta días antes del primer plenilunio primaveral tiene lugar el Carnaval. Cincuenta días después de la Semana Santa el acontecimiento religioso es Pentecostés. Es tiempo de la Romería del Rocío. Y, en torno a esas fechas, las distintas ferias.
Aunque también es verdad que el contenido lúdico-festivo ha superado con diferencia a la idea primitiva de las celebraciones religiosas.
La Navidad, por ejemplo, se ha convertido para la mayoría en momentos de reencuentros familiares, comidas de empresas, hacer y recibir regalos...
Otra de las celebraciones que han perdido totalmente su sentido original es la del 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes. Se ha pasado de rememorar la matanza de los inocentes por orden de Herodes para acabar con el Mesías que le pudiera hacer sombra en su reino de Judea, a un día en que cualquiera puede ser víctima de una broma.
Hasta en las celebraciones del Patrón o de la Patrona de cada localidad prima el hecho consumista por encima de la festividad religiosa en sí. Son días festivos aprovechados para disfrutar con los amigos y los familiares, y, si para más inri ese día se coloca estratégicamente para “construir un puente”, se puede aprovechar para darse una escapada fuera de la localidad.
En resumen, cultural y festivamente giramos en torno a la religión, aunque seamos agnósticos o ateos. Pero, eso sí, definitivamente Demócrito se ha impuesto a Heráclito.
Juan | Domingo, 26 de Septiembre de 2021 a las 22:55:14 horas
¡Por favor! ¡Qué cansado este tío! ¿Nunca va a cambiar el adoctrinamiento subliminal que inyecta como un virus (mira por dónde) en sus escritos?
¿Es que no se entera de que Franco (por cierto, ¿pariente de él?) murió hace ya “un siglo”? Y si quiere seguir dando la tabarra con el franquismo, el fascismo bajo la mentira de esta “memoria histórica”… ¿por qué no hace memoria de verdad y nos habla de las checas, de la quema de iglesias, del asesinato de tantos inocentes que no querían ser comunistas? No Franco, no, eso no es memoria histórica… eso demuestra una parcialidad que descalifica de plano lo que escribes.
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