El final del verano y los giliciclistas
Igual que todos los años, una enorme manada de ñus cruza el río Serengueti, la costa de Rota se ve invadida en verano por una multitud de secano que lo ocupa todo.
Para ir a la playa hay que aparcar en la Feria o en la piscina municipal. Coger una mesa en un bar es una quimera y el Mercadona parece el Nou Camp en día de partido. Todo esto ya pasó.
No queda atrás sin embargo el “Giliciclista”. Se trata de un individuo que por mucho que haya un carril bici justo a su lado, prefiere ir por la carretera principal entorpeciendo el tráfico y poniéndose en peligro, primero a él mismo y luego al resto de vehículos.
El giliciclista puede salir, en plena operación de tráfico denso, un sábado 7 de agosto por una carretera sin arcén a darse una vuelta. Si se le forma una caravana de 20 coches detrás, eso no importa. El tiene más derecho que nadie y además puede ganar el próximo Tour de Francia a poco que se empeñe.
No es raro verlos por la carretera que circunda la Base. Hay un carril de servicio que discurre en paralelo por El Bercial, pero para qué va a coger por el carril, la carretera es mejor. Van a 15 km por hora y el resto del mundo que frene y que se chupe los codos si quiere.
A veces hay un pelotón de giliciclistas que incluso pueden ir en paralelo para ya hacer imposible el adelantamiento sin gravísimos riesgos. También está el que se pone el maillot de color gris o negro, camuflándose con la carretera.
Se echa en falta como el comer un cambio en el reglamento de circulación porque todos los años hay desgracias, pero no tengo mucha confianza en que este Gobierno haga nada de provecho en esta materia (ni en ninguna otra, la verdad).
Como reflexión, a mí no me gustan las prohibiciones, prefiero la libertad, pero al menos desmotivar un poco al temerario. Por ejemplo, que se tengan que sacar un seguro (si puede ser carísimo, mejor) para circular por carreteras y vías rápidas. Tiene lógica, porque ya que generan un gran peligro, que contribuyan a pagar los cuidados médicos y daños que van creando con su imprudencia.
Me gusta hacer deporte y en particular la bici. Creo que en ciudad debe ser cada vez más frecuente como en Bélgica u Holanda. Pero no se puede ir molestando e incordiando al resto de usuarios de la vía.
Evidentemente hay muchos corredores que lo hacen bien. Utilizan la bici en ciudad, si los hay, por los carriles bici. En carreteras por caminos, las vías lentas o de servicio y que solo cogen vías principales para las conexiones o cuando no hay más remedio. Esos son gente normal, ciclistas sin prefijo. El problema son los otros, las figuras del pedal.
Por mucho que los giliciclistas le puedan molestar. Hay que evitar en todo momento maniobras bruscas y siempre dejar unos buenos metros en el adelantamiento. Si se tarda media hora más, pues se tarda. La seguridad es lo primero.
Ahora, que son gilipollas. Eso es indiscutible.
Manuela | Domingo, 05 de Septiembre de 2021 a las 15:24:02 horas
No estoy totalmente de acuerdo contigo, practico cuando puedo la bicicleta, por los caminos BBT, cierto es que cuando voy en coche por carretera y veo ciclistas paso miedo, más por ellos que por mi. Pero piensa que el que le gusta el futbol tiene campos donde entrenar, el que le gusta el padel o el tenis tiene pistas donde practicar, el baloncesto, el golf…. Donde entrena un ciclista, en carreteras donde no hay arcén, mal asfaltadas, con baches, donde circular incluso para camiones, tractores y maquinaria pesada es peligroso. Para colmo de males tenemos unos políticos ineptos que se pasan la pelota para arreglar unos puentes que cruzan carreteras que conducen a caminos y que lleva como poco un año cerrados.
Civismo es los que hace falta, para el que va en bici y para el que va en coche, civismo y respeto, mueren más ciclistas por imprudencia de conductores que conductores por imprudencia de ciclistas, todo sea pasar de 140 kmh a 7 kmh.
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