Cambio climático
Finalmente se ha cumplido lo que venía pronosticando el movimiento ecologista desde sus comienzos allá a finales de los años cincuenta del siglo pasado. El cambio climático provocado por la acción del hombre es ya un hecho y, además ya no tiene vuelta atrás. El que no se acelere aún más solo depende de la voluntad de los que manejan todos los hilos de este cotarro. Pero el daño ya está hecho. Ya avisaban desde entonces los ecologistas que existían motivos para alarmarse. Y es que en la década de los cincuenta ya se produjeron grandes agresiones ecológicas. En aquellos años, el ritmo de crecimiento industrial se desbordó y se desestimaron las peticiones ecologistas de protección contra la contaminación. Para las multinacionales del sector los ecologistas eran solo una pequeña molestia. Para la sociedad en su conjunto venían a ser unos agoreros aguafiestas que venían a interponerse al progreso de los países industrializados.
Desde la segunda mitad del siglo XX, el afán de dominio y de explotación de la naturaleza han conducido a una agricultura intensiva que está agotando los suelos y los acuíferos, y va extendiendo la desertización de una manera peligrosamente progresiva. Se sustituyeron especies arbóreas autóctonas por otras de mayor velocidad de crecimiento (como el pino o el eucalipto, por ejemplo) por intereses industriales. Las consecuencias de estas políticas mercantilistas las sufrimos cada día. Proliferan los incendios y el suelo se agota. Se empezaron a deforestar las selvas y, con ello, la erosión del suelo se hizo cada vez más latente. Las inundaciones han dejado de ser un fenómeno coyuntural para convertirse en un hecho estructural. Este verano, sin ir más lejos, las han sufrido los países centro europeos.
Las emisiones de gases durante décadas han desequilibrado el natural efecto invernadero, imprescindible para la vida del planeta, y han provocado un calentamiento global cada vez más alarmante.
Las consecuencias la estamos sufriendo en todo los rincones del planeta. Comenzamos a verle las orejas al lobo, porque el lobo ya está aquí. Los ecologistas han pasado de ser una corriente incomoda a un movimiento cada vez más numeroso. Aunque, lamentablemente este aumento parece que no es suficiente y los intereses políticos y económicos no toman las medidas reclamadas.
Con nuestras acciones, hemos enfermado al mar. Durante décadas, la contaminación producida por los vertidos, no sólo la han sufrido ( la sufren) las especies marinas, también nosotros cuando las consumimos. Las medidas de depuración de las aguas residuales no se aplican debidamente o, simplemente no se ponen en marcha. Se sigue vertiendo al mar metales pesados tanto por el transporte marítimo como por los vertidos de los productos químicos utilizados en la agricultura. Recordemos la mortandad de peces en el Mar Menor que fue noticia hace unos años.
Sin olvidar las mareas negras provocadas de vez en cuando por el hundimiento de algún petrolero. Las imágenes del desastre del Prestige en Galicia todavía se conservan en nuestras retinas.
Todos estos hechos los han ido denunciando los ecologistas a lo largo de los años.
Las consecuencias no son solo medio-ambientales,también lo son sociales. Los peores efectos del cambio climático las sufrirán los de siempre, los países pobres y las comunidades más vulnerables de los países ricos. De hecho, ya la sufren.
O los gobierno de los distintos países toman medidas drásticas para adaptarnos a la realidad del cambio climático o vamos directo a un apocalíptico final.
LA REALIDAD | Domingo, 22 de Agosto de 2021 a las 10:46:36 horas
Que el cambio climático es una realidad es innegable. Que en todo esto hay mucha hipocresía también, sobretodo a nivel político.
¿A qué ha renunciado el Sr. Franco para detener el cambio climático?. En su casa tendrá luz, sin importarle si es producida por carbón, gas o nuclear. También tiene coche sin importarle que se mueve por los derivados del petróleo. Prescindir de todas las comodidades que da la contaminación no es lo que veo, sean de izquierdas derechas, ecologistas ..... y vivir con todas esas comodidades es algo cotidiano.
¿Nos estamos cargando el planeta?. Sí. ¿Estamos depuestos a vivir si todas esas comodidades?. No. Se seguirá investigando para mitigar el daño pero lo que está claro es que nadie está dispuesto a vivir en una cueva, cocinar con leña y prescindir del coche. Todo los demás es hipocresía, como este artículo.
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