En el día de ayer, se llevó una muy desagradable sorpresa mi esposa al intentar llevar a a su madre al médico, ella está impedida y en silla de ruedas, pues bien, como es habitual, solicita un taxi adaptado para el transporte de estas personas. La persona que le atendió por el teléfono le indicó que no se disponía en Rota de este tipo de vehículos, enviándole uno normal para que le cerraran la silla y así poder trasladarla.

Cuando llegó el taxi, su conductor montó en cólera diciendo que cómo era posible esa situación, que en Rota sí los había, concretamente tres, llamando personalmente a la central, con un cabreo descomunal por la situación creada, algo inaudito en estos tiempos, en los cuales por motivo de la pandemia, supongo que se habrán trasladado muchas personas por este medio.

No obstante, decide irse en autobús, toda una odisea después de estar esperando más de quince minutos en la parada llega el esperado autobús. Nueva sorpresa: a este vehículo no le funcionaba la rampa de minusválidos automática. No obstante, el conductor del mismo se apea y utiliza la manual, "¡uf, por fin!". Eso creía ella, al cerrar las puertas, nueva sorpresa, el bus no andaba, no podía volver a abrir las puertas. Sin ventanillas para ventilarse un poco en el interior, ya se llegó al extremo de casi tener que pedir socorro, pero al fin pudo continuar su marcha no sin una pérdida de tiempo considerable, el consiguiente sofocón y el mal rato pasado.

Sólo quiero que a través de estas líneas, le llegue a quien corresponda y al señor alcalde de este municipio, decirle que se ponga las pilas, que no todo es recaudar ingresos y realizar obras en plena época turística, que existen otros servicios públicos que atender en esta villa tan bonita y acogedora. Muchísimas gracias por dejarme escribir estas lineas en su periódico y espero que sirva para algo.

Pedro S. Puentes