La festividad del Carmen se acerca y aunque este año será diferente, de nuevo sin procesión por la calle aunque sí un vía lucis por la mañana en el entorno de la iglesia de la O, la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen ha iniciado los cultos y actos previos propios de esta cita. Ayer por la noche, en la parroquia de Nuestra Señora de la O se celebraba el XV Pregón del Carmen que este año corrió de la mano del roteño Juan Antonio Liaño Pazos. Un cofrade conocido en la localidad con más que reconocidas artes en las lides de pregonar. Ayer, no defraudó y muy ajustado a su estilo, supo pregonar al Carmen que reconoció siempre presente en su vida.

Buena persona, funcionario de profesión y político por vocación, lo presentaba su hermano Manuel Liaño, con varias notas de humor, alejándose de una presentación al uso en la que se desgrana la biografía del pregonero. Manuel Liaño, como hermano, lo tenía fácil. Con solo destacar que era una persona de fe, bastaría porque esa, decía, es la base de un buen pregón a la que además, hay que sumar la buena estructuración, la entonación y la cadencia y en estas dos últimas, también Juan Antonio Liaño destaca. De hecho, su pregón a la virgen del Carmen, que presidía engalanada el altar mayor de una parroquia llena de público hasta lo que el aforo reducido actual permite, empezó fuerte, con versos a la virgen carmelita que la puso como norte, faro y guía de su vida, de la de muchos roteños y de una villa marinera como Rota.

Y es que tirando de recuerdos de la niñez, el pregonero se recreó en esas imágenes de niño cuando las tardes de verano eran las protagonistas y especialmente una, la del 16 de julio, cuando se preparaba junto a sus hermanos para ver a Nuestra Señora del Carmen pasear por la bahía de Rota, arropada por barcos pesqueros que no la dejaban sola en su procesión marítima.

Juan Antonio Liaño Pazos, que pensó que en 2018 no habría más pregones en su vida debido a una enfermedad que acabó superando pero que lo puso en jaque, se sentía ayer muy agradecido por la elección de la Hermandad del Carmen para este cometido. También mostró su agradecimiento y amor de hermano a su presentador que supo reflejar en su intervención cómo se presenta a un pregonero, que aparte de eso, es alguien al que uno ha estado unido toda una vida. Una unión que el propio Juan Antonio siente hacia la virgen patrona de los marineros y que ayer declamó entre versos y prosa, con tono pausado y con mucho ritmo. Quien lo  ha visto pregonar sabe de su destreza para encadenar más de una veintena de versos, con la expresión viva de quien pregona desde el corazón hasta quedarse casi sin respiración. Es un arte que este cofrade maneja bien y que ayer volvió a demostrar en un pregón en el que echó la vista atrás para reencontrarse con aquellas verbenas y fiestas que Rota celebraba en torno a su virgen del Carmen.

El pregonero mostró a golpe de emoción la importancia del Carmen en Rota pese a los altibajos que ha experimentado desde que en el siglo XVIII se iniciara esta hermandad que luego se disolvió, volviéndose a reorganizar en 1954 por última vez para desde entonces, llegar hasta nuestros días con la devoción mariana en el centro. Se acordó el pregonero de los que trabajaron por que esta hermandad no desapareciera de una Rota que sigue siendo marinera y tiene en esta virgen a la guardiana de la bahía.

El Carmen, decía, está en el marinero, en la mujer que lo espera tras varios días de faena, en el nombre de muchas roteñas, en la cabecera de enfermos, en  los azulejos de las casas,  en las redes del mar, en la medalla de los hermanos y hasta en las pijotas, mojarras y urta, porque en un pueblo como Rota, decía el pregonero, el Carmen es luz y guía.

No se olvidó Juan Antonio Liaño de recordar a esa pequeña virgen del Carmen que descansa bajo el mar, junto a la piedra de la Manzanera en la playa de la Costilla, que unos buzos rescatan cada dos años para limpiarla, ponerla en la capilla carmelita de la iglesia de la O y tras la festividad del 16 de julio, devolverla a su lugar. Versos encadenados que pusieron sobre la mesa la humildad de una imagen de piedra que desde lo más profundo del mar, guía a los marineros y vigila la bahía.

Entre la búsqueda de la fe, los recuerdos de la niñez y el futuro de la hermandad se movió el pregonero como pez en el agua ante una virgen del Carmen a la que dedicó el que no sabe si será su último pregón. Desde luego, pregonó con el corazón de un cofrade que se siente atado al Carmen al que volverá siempre, a darle las gracias deseando que el pueblo de Rota la reciba cada año postrándose ante sus plantas.

La Salve Marinera, interpretada por la Banda de Música de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que se encargó de poner los acordes musicales, dio por concluido este XV Pregón del Carmen que da paso al triduo que se celebrará los días 13, 14 y 15 de julio.

Esta año, Nuestra Señora del Carmen rezará el día de su festividad un via lucis por las calles del entorno de la iglesia de la O, hasta llegar al muelle pesquero, pero no habrá procesión debido a la pandemia.