Nada está mucho tiempo en cartelera y lo que hoy es noticia mañana es un vago susurro.

Dicen que no hay nada más antiguo que un periódico de ayer.

Ya casi nadie se acuerda de aquellos titulares: “Cuántas veces quiere que lo repita, que no voy a pactar con Bildu” o “si pactara con Podemos no podría dormir por las noches” o “No indultaré a los líderes del prucés”.

No es mi pretensión hacer aquí un interminable catálogo de los cambios de opinión copernicanos del Presidente Sánchez. Los listados suelen ser cansinos y habría que talar un bosque de secuoyas gigantes para imprimir esa lista. Que Sánchez no es muy amante de la verdad es ya sabido. Él piensa que los españoles no se van a acordar en las próximas elecciones.  Sacará algún temilla recurrente tipo guerra civil adobado con exhumación de cuerpos en helicóptero y dará unas cuantos subsidios, ayudas y paguitas acá y allá. Y gritará “que viene la ultraderechaaaaa”. Ya con eso, si no gana poco le va a faltar.

Cuando ha indultado a las figuras independentistas ha dicho, muy solemne, en el parlamento que desde luego no va a aceptar- nunca, nunca, nunca- un referéndum en Cataluña que eso no lo permite la Constitución.

Entonces le contestó Rufián, con bastante mofa, que tampoco los iba a indultar, así que danos tiempo.

A este le pasa lo mismo que a un chaval que yo conozco que se apellida Rubio y el tío es tela de rubio, rubio platino. Se llama Rufián y le viene que ni pintado, pero deberemos admitir que lo que dice, hace tanto daño en las filas socialistas, por no estar exento de ser una gran verdad. Todos sabemos que, si hay que despedazar el país para su propio servimiento, Sánchez lo va a despedazar como viene haciendo hasta la fecha.

Lo cierto es que todas estas intrigas por gobernar, caiga quien caiga, apoyada de separatistas, no salen gratis ni son un crimen sin víctima.

En pleno siglo XXI, el independentismo no tiene sentido y sí lo tienen los macroestados como serían los Estados Unidos de Europa. Imagínense a un pequeño país como sería Cataluña comprando vacunas al por mayor por decir una sola cosa. El independentismo solo sirve a una clase burguesa catalana que son más ricos que los españoles del sur y que no quieren pagar. Que le sufraguemos todos unas Olimpiadas, eso sí, pero pagar impuestos, eso no. Es puro egoísmo y mucha propaganda.

Lo triste es que toda esa propaganda la estamos sufragando los propios perjudicados que es para que te pinchen y no salga ni una gota de sangre.

En la ofensiva por explicar que los indultos son la panacea, se ha preguntado por los voceros del PSOE a los cuatro vientos cuál es el plan de la derecha para Cataluña. Yo diré cuál es el mío que es muy sencillito y desde Julio César: descabezar los líderes y quitarles la financiación. En cinco años no quedan ni la mitad de los independentistas. El Gobierno ha hecho justo lo contrario: liberar a los cabecillas y darles más dinero para su aventura “Catalonia is not Spain”.

Por el camino hay muchos ciudadanos que viven en Barcelona y no pueden estudiar en español. Puedes pedir lo que quieras en inglés, alemán o turco, pero en español te miran como a un pordiosero. La policía y la guardia civil son tratados como perros, fíjense lo que pasó con los hoteles cuando fueron a contener los disturbios del 1-O o cómo ni siquiera los han tenido en cuenta para vacunarlos del Covid. Cuánta gente ha visto que sus dirigentes están a por la estupidez de la independencia y permiten los disturbios, estragos en el AVE, en el aeropuerto del Prat y autopistas. Cómo malgastan el dinero público y cómo las empresas, por miles, huyen despavoridas.

Todas esas personas, no estaban en la mente de Sánchez cuando concedió los indultos, al fin y al cabo, son hijos de un Dios menor.