Gracias por vuestra labor
Seguramente no les sonará el nombre de María Hernández Mata. Estamos continuamente tan bombardeados de noticias que solo nos quedamos con las más repetidas. El fallecimiento de María Hernández Matas, cooperante de Médicos Sin Fronteras, tras sufrir un ataque el vehículo en el que operaba junto a otros dos compañeros, ha sido, para la inmensa mayoría, solo una triste noticia más. Tenía 35 años y sus dos compañeros etíopes, 31.
Su corta trayectoria vital se puede resumir en una frase: una vida al servicio de los demás. Lo que viene a demostrar su calidad humana.
Víctimas que se suman a otras muchas que han sido asesinadas sin otro motivo que el de estar ejerciendo las labores de voluntariado en medio de un conflicto armado cualquiera.
“El humanitarismo no es una herramienta para acabar con la guerra o para crear la paz. Es una respuesta ciudadana al fracaso político”. Así se expresaba el que fuera presidente de “Médicos sin Fronteras”, James Orbinski, en su discurso durante el acto de entrega del galardón del Premio Nobel de la Paz en 1999, a MSF.
Yo diría que el voluntariado viene a ser como “el doctor “Jekyll” frente al “señor Hyde” en que nos convertimos los humanos por motivos políticos, religiosos, económicos, raciales...
Cuando leí el suceso acaecido el pasado 25 de junio, tuve claro que el tema del siguiente artículo de opinión semanal estaría dedicado a ellos.
Me hice socio de “Médicos sin Fronteras” hace ya algunos años. No recuerdo la fecha porque en la tarjeta que acredita mi condición de asociado no lo especifica. Indica, eso sí, el número que formo dentro de sus socios. Exactamente, el socio número 10199629.
La labor llevada a cabo por personas como María Hernández Mata, Yohannes Halefom Reda y Tedros Gebremariam Gebremichael, me motivaron a asociarme a esta ONG. ¿Por qué a Médicos Sin Fronteras y no a otra con idénticos o parecidos valores humanitarios? Tal vez fue porque la explicación de aquel muchacho, que me “asaltó” un día de verano en la calle Charco pidiéndome cinco minutos de mi tiempo, me convenció.
Aquel chico me habló de la independencia de la ONG, en la que ningún poder político, económico o religioso dicta las acciones de “Médicos sin Fronteras”. El joven destacó la imparcialidad y la neutralidad con que actúa, donde solo importa las personas que necesitan de asistencia médica sin adentrarse en su ideología, en su etnia o en su religión.
Desde luego, el compromiso individual que asumen sus integrantes, aceptando los riesgos que entraña su labor, es todo un ejemplo. Sin dárselas de héroes, son súper héroes y súper heroínas, sin más poderes que su entrega y su dedicación. Allí donde hay víctimas por desastres naturales, por conflictos armados o por brotes epidémicos, acuden sin hacer preguntas.
Ellos y ellas hacen que este mundo sea un poco mejor. Representan lo mejor de nosotros y nos recuerdan que, por encima de diferencias ideológicas y religiosas, hay algo que nos une: el hecho de ser personas. Gracias.
MANUEL | Domingo, 04 de Julio de 2021 a las 11:50:17 horas
“El humanitarismo no es una herramienta para acabar con la guerra o para crear la paz. Es una respuesta ciudadana al fracaso político”.
Creo que con esta declaración está todo dicho, porque a buen entendedor pocas palabras bastan. Porque ese FRACASO POLÍTICO lo vemos todos los días, incluso en nuestra población.
Se necesitan líderes políticos que estén dispuestos a llegar a pactos que mejoren la vida de los ciudadanos, que es todo lo contrario de lo que vemos todos los días. Cada uno tira para sus intereses y los de los ciudadanos, en general, siempre quedan al margen. Todo eso sin tener que poner en riesgo su vida. Y así nos va.
Salud y Libertad
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