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Redacción
Sábado, 19 de Junio de 2021

"Ciencia más allá del Coronavirus"

Modelos, pero no de pasarela

por Oriana Balsa

[Img #147610]Seguramente hayan oído hablar de la experimentación animal. Definitivamente se trata de un tema controvertido, en el que difícilmente se conseguirá un consenso, ni siquiera dentro de la comunidad científica. Desde luego, para trabajar con animales en experimentación, además de un curso que acredite para hacerlo, se necesita tener mucho estómago. En mi caso he de reconocer que, aunque nunca fui amiga de diseccionar ratas o ratones, mi postura es clara al respecto: a favor. No obstante, y sin querer entrar en una problemática disyuntiva en la que arduamente llegaremos a puerto, vengo a preguntarles en qué piensan cuando hablo de animales de experimentación. Seguramente se les vengan a la mente ratones, ratas, o, a los más macabros, alguna especie de macaco.
    

Sin embargo, hoy vengo hablarles de los organismos modelo. Estos son animales, que lejos de parecerse “por fuera” a los humanos, se parecen mucho “por dentro”. Esta vez no les hablo de ratones, aunque también pertenecen a este grupo, sino de una variedad de especies tal, que engloba incluso a bacterias.
    

Escherichia coli es uno de los más empleados para el estudio de enfermedades humanas en los laboratorios, y se trata de una bacteria patógena que afecta al sistema digestivo.
    

También puede sorprenderles que es ampliamente usada (y según uno de mis profesores de la facultad, el mejor organismo modelo), la Drosophila melanogaster, o, como probablente la conozcan, la mosca de la fruta. Desde nematodos como Caenorhabditis elegans, hasta, incluso, plantas, como Arabidopsis thaliana, se emplean para realizar el estudio de los genes humanos.
    

Todos estos organismos están secuenciados, es decir, se conoce cada base de su ADN, y resultan tener genes en común con el Homo Sapiens; con nosotros, vaya. De este modo, podemos mutar los genes y estudiar el resultado de esta mutación sin que sea una atrocidad (puestos a elegir, mejor cambiarle un gen a una mosca que al becario del laboratorio). Esto es posible gracias a la relación evolutiva entre todas estas especies, que permite predecir los cambios de un organismo con los resultados obtenidos en otro.

 

Esta podría ser una prueba más de que el hombre comparte ancestros con el mono (por si la irrefutable prueba de que Ignatius viene claramente del chimpancé, hiciera dudar a alguien).

 

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