Si tuviera que alardear de algo, sería de mi relación con mi madre. Es un apoyo muy grande en mi vida y siempre sabe cómo hacerme reír. Como pasamos tanto tiempo juntas, nos acabamos contando todo, y de una de esas conversaciones es de donde nace este término al que nos gusta llamar pañuelo. 

Para explicarlo más fácilmente, les daré un ejemplo práctico. Vuestro hermano menor viene a casa con su mejor amiga, la madre de su mejor amiga es prima lejana de tu mejor amigo, el padre de tu mejor amigo está casado con la mejor amiga de la infancia de tu tía, y así sucesivamente. Su definición podría ser sucesión de historias enlazadas entre sí. Al principio fueron pocas historias las que mi madre me contó, pero al poco tiempo ya me había contado muchos pañuelos de casi cualquier persona que veíamos en la calle. Y es realmente divertido, si eres una persona muy curiosa, conocer algunos de los hilos que van tejiendo las historias de personas que a primera vista no tienen ningún interés para ti. En mi opinión, viviendo en un pueblo es normal que exista tanto pañuelo, por no contar las típicas reuniones de vecinas marujas que se veían tomando el fresquito antes de la pandemia. Pero el tema de los pañuelos va más allá en el caso de mi madre, ya que no solo te cuenta cosas de las personas, si no también de las mascotas de las personas. Tenía mis sospechas de que al tener a mi perro, yo le había abierto los chakras o los ojos a mi madre con el mundo animal. Cualquiera que la conociera hace un año no la reconocería. El caso es que los pañuelos son nuestra nueva distracción para cuando nos aburrimos paseando al perro o esperando el bus. Cualquiera diría que eso es ser cotilla y que uno no se tiene que meter en vidas ajenas, pero técnicamente no te metes en esas vidas, solo te cuentan información sobre otras personas y, a lo mejor después ni te acuerdas, pero en el momento te parece divertido y en algunos casos incluso gracioso. Y bueno ya para terminar, me gustaría preguntarte ¿Y tú, tienes pañuelos que contarme?