De la estupidez, el universo, lo infinito y, claro está, Einstein
En busca de respuestas. A las pocas horas de aparecer la entrega de la semana pasada, ‘(Algo) de lo que Einstein nunca dijo’, y aunque la dejaba con un posible nexo sobre la locura, un atento y avisado lector, ‘Hermano Lobo’, me inquiría acerca de una de las citas einstenianas. Una quizás de las más conocidas, citadas y relacionadas con el genial relativista, que por el titular de más arriba ya se habrá imaginado. ‘Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y acerca del universo no estoy seguro’, o algo así. En sus palabras el remitente declara su admiración por el físico alemán, a la vez que muestra un asomo de preocupación sobre la autoría de la cita ¿Es suya o no? y, en cualquier caso, ¿la llegó a pronunciar alguna vez? Pues bien ‘Hermano Lobo’, mucho me temo que no tengo buenas noticias para su preocupación. Hasta donde he podido averiguar no he encontrado ninguna constancia documentada de que la llegara a pronunciar alguna vez, ni siquiera de que la conociera y, mucho menos, de que fuera suya.
Y para realizar tan taxativa afirmación me he revisado, de cabo a rabo, la que pasa por ser la recopilación más completa de citas del germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955) jamás publicada. Me refiero a la reciente obra ‘Albert Einstein. El libro definitivo de citas’, de Alice Calaprice (1941) reconocida especialista en el hombre y en el científico. Y resulta que la de marras no aparece en ella, de modo que yo sé a qué atenerme. Si la cita de cualquier “suelta frases”, está en esta cuidada selección y documentación, entonces puedo asegurar que él la dijo o la escribió. Si por el contrario no es así, como parece ser el caso, existe una más que razonable duda de que no lo hizo. Una circunstancia nada infrecuente por otro lado ya que no solo estamos ante uno de los científicos más citados de todos los tiempos, sino que, muchas de sus supuestas frases, en realidad, poco o nada tienen que ver con lo que él dijo ¡Cuidado cuando cite!
Sin embargo. Sin embargo, siempre hay un pero en la cesta de manzanas que es la vida, hete aquí que la frase -fuese quien fuese su autor, la pronunciara quien la pronunciara y en cualquier de las formas que nos ha llegado (‘Sólo dos cosas son infinitas: el Universo y la estupidez humana. De la primera no estoy seguro’)- no ha surgido de la nada. Un rastreo bibliográfico apunta a que -dejando a un lado si es cierto, cuestionable o muy cuestionable lo que afirma, esa es otra historia de la que no toca hablar ahora- han existido diferentes versiones de la misma a lo largo del tiempo, pertenecientes o pronunciadas por otras personas. Así que, sin ánimo de ser exhaustivo, propósito alguno de agotar el tema y ninguna intención de ser excluyente, le expongo una manita de ellas en modo prontuario más o menos cronológico.
‘La realidad tiene límites, la estupidez no’. Es una de las primeras referencias que me han llamado la atención y se le atribuye al militar y gobernante francés Napoleón Bonaparte (1769-1821), aunque con posterioridad fue utilizada, ya en el siglo XX, por la actriz y cantante germana-estadounidense Marlene Dietrich (1901-1992). Sustituya realidad por universo, obvie la duda cósmica y verá que, ambas citas, son primas hermanas. Por cierto que la artista en 1939, y el científico en 1932, compartieron la circunstancia de tener que adquirir la nacionalidad estadounidense, ante el auge del nazismo y el peligro cierto que representaba para ellos.
‘La estupidez humana es la única cosa que nos da una idea del infinito’. Pertenece al polímata francés Ernest Renan (1823-1892), quien en la redacción de ‘L'Avenir de la Science (Pensées de 1848)’ ya niega cualquier posible atisbo con lo sobrenatural, basándose en un incipiente determinismo antropológico y una férrea consideración de la ciencia positiva. Apuntar en este mismo sentido su rotunda afirmación también de ‘L´Avenir...’: “Desde el principio de mi carrera intelectual, acerté al creer firmemente en la ciencia y tomarla como fin de mi vida”.
‘La Tierra tiene sus límites, pero la estupidez humana es ilimitada’. Es del escritor francés Gustave Flaubert (1821-1880), de quien por cierto conmemoramos el bicentenario de su nacimiento, que ya la recoge en su ‘Diccionario de las ideas recibidas’ de 1850, si bien su presencia más conocida es en su obra póstuma ‘Bouvard et Pécuchet’ de 1881. De quien está considerado como uno de los mejores novelistas occidentales -pasión y trabajo siempre en busca de ‘le mot juste’ la palabra exacta, insustituible-, insistir una vez más en que nunca llegó a decir ni a escribir aquello de “Madame Bovary soy yo”. Es así, cierto de toda certeza. Flaubert nunca la escribió. En ningún sitio.
‘Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres’. La denuncia del pleonasmo no puede ser más explícita -los hombres somos los únicos animales estúpidos conocidos-, y la realiza unos años después el literato francés Jules Renard (1864-1910). Sin duda la estupidez es un hecho terrible en sí mismo, pero lo que realmente sobrecoge del mismo es que puede llevarnos a creer que son los otros quienes son estúpidos, no nosotros, ¿se da cuenta de la tragedia que entraña tal creencia? Sí, lo fascinante de la estupidez es que, al contrario que la inteligencia, no conoce límites.
‘Estaba de acuerdo con su físico favorito en cuanto a que existían solo dos cosas infinitas: el universo y la estupidez del hombre’. Esta cita es cinematográfica y pertenece a ‘Mary and Max’, una película australiana de animación de 2009, escrita y dirigida por el australiano Adam Elliot (1972). En ella se narra la larga amistad por correspondencia entre Mary, una niña de 8 años que vive en los suburbios de Melbourne (Australia), y Max, un cuarentón judío y obeso con síndrome de Asperger que vive en la estadounidense Nueva York. (¿Continuará?)
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FUENTE: Enroque de ciencia
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