Errores (no ajedrecistas) de la serie ‘Gambito de dama’ (1)
‘Errare humanum est’. Hace aproximadamente un mes se publicaban en esta misma tribuna las entregas ‘Gambito de dama. Orígenes y novela’ (03/04/21) y ‘Gambito de dama. Serie televisiva y tablero de juego’ (10/04/21), acerca de esta conocida miniserie estadounidense en ‘streaming’ de la empresa ‘Netflix’. La más vista por ahora en toda su historia y una magnífica ficción que conquistó de pleno a la audiencia, al narrar las aventuras y desventuras vivenciales, personales y ajedrecistas, de Beth Harmon, una ficticia niña prodigio que fue jugadora de ajedrez durante los años 60 y 70 del pasado siglo XX. Una forma de narración algo, bastante, dickensiana en opinión de algunos exégetas, ya me entiende e imagina por dónde voy. Hasta donde alcanzo, que tampoco es mucho, se trata sin duda alguna de una de las mejores adaptaciones audiovisuales que se han hecho de este juego, con la singularidad añadida, además, de que ha terminado por acercar el mundo del ajedrez al gran público. Lo que está bien. Una producción magnífica ya le digo, con grandes aciertos de diverso tipo, pero, también, con algún que otro error de variada naturaleza (educativa, deportiva, tecnológica, editorialista, coctelera). ‘Errare humanum est’, nos dice el clásico romano y ‘el mejor escribano echa un borrón’, nos apostilla la proverbial frase española.
Manita de errores. Y como no puede ser de otra forma, una serie de la talla de ‘Gambito de Dama’, recomendable a pesar de todo lo que sigue, tampoco se ha librado de ellos. Los he clasificado, ‘grosso modo’, en dos categorías de errores por su nivel de dificultad a la hora de detectarlo: básicos, no guardan relación con el ajedrez en sí mismo, y expertos, estos sí, vinculados al mundo ajedrecista. Del primero le expongo una manita que van, desde el más elemental pues se ve a simple vista, es más que evidente y está al alcance, casi, de un niño, lo llamo el error aritmético. Pasando por otros tres, que necesitan de un mayor grado de atención y un nivel de conocimiento superior por parte del observador, en realidad vienen a ser una suerte de anacronismos, unos “contratiempos” o “algo” que no se corresponde o parece no corresponderse con la época a la que se hace referencia. Bueno, en puridad son procronismos. Hasta llegar a un error digamos de geolocalización de un cóctel etílico, como lo lee. En definitiva, detalles -con todo lo que estas partes de una cosa que, sin ser indispensables en ella, contribuyen a formarla o completarla-, que pueden quedarse en el escalón de la anécdota o alcanzar el rango de categoría. No olvidemos que mientras para unos, el mismo Dios está en los detalles, para otros, es en ellos donde se esconde el diablo. Precaución.
Error aritmético. O el ‘error de la tabla de multiplicar del tres’, que aparece en el primer capítulo durante una de las clases de matemáticas que se imparten dentro del internado en el que está la protagonista Beth Harmon. Se trata de una escena en la que vemos a la profesora escribiendo la tabla de multiplicar del tres en la pizarra (3 x 1 = 3; 3 x 2 = 6; 3 x 3 = 9; 3 x 4 = 12) y, en el quinto renglón, comete lo que en principio es un absurdo y burdo error: 3 x 5 = 18. Una equivocación en una operación elemental que no pasaría desapercibida ni a un niño de sexto de primaria, y que sin embargo ahí está. ¿Cómo ha sido posible ese gazapo numérico? ¿Es un despiste o se trata, quizás, de algún tipo de guiño intencionado? Porque de ser así, ¿a quién va destinado? ¿con qué motivo se hace? Claro que otros, más malintencionados y malevos, piensan que es evidente que no es nada de esto. Se trata de un equívoco intencionado -uno tan grueso que todos se darían cuenta, ¿quién no sabe responder a la fácil multiplicación de 5 x 3?-, con lo que la multitudinaria y viral respuesta en las redes estaría garantizada y con ella una publicidad extraordinaria y gratuita. Lo que puede ser.
Error de procronismo: Un ‘cómic’ de ‘Marvel’. El primero de los procronismos, una particular clase de anacronismo consistente en colocar hechos de una época posterior en una anterior, tiene lugar también en el primer capítulo. Cuando Beth acude a la tienda para hacer uno de los recados de su madrastra y de donde, ya de la que va, roba una revista de ajedrez de la estantería, la misma en cuya parte superior se puede ver, entre otras publicaciones, un cómic de ‘Nuevo Universo’. Uno del superhéroe Star Brand, que en realidad no salió a la venta hasta 1986, cuando la escena en la tienda transcurre en 1963. Por si no cae ahora, ‘Nuevo Universo’, fue un capricho editorial de ‘Marvel’ que puso en funcionamiento Jim Shooter, director editorial por aquel entonces, para celebrar los 25 años del nacimiento del ‘Universo Marvel’ con su primer número de ‘Fantastic Four’ en noviembre de 1961. Pero esa es otra historia, la que nos trae hoy es la de este ficticio error procronista, intencionado o no, y que, por lo que tengo averiguado, salió a la luz pública gracias a la buena vista del director y guionista español Fernando Verniere, quien se quejó en su cuenta Twitter: “Solo un error imperdonable: ¡¿Un comic del Nuevo Universo de Star Brand en 1963?!”. (Continuará)
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia
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