Libros
En septiembre de 1931, en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros, su pueblo natal, Federico García Lorca pronunció un hermoso discurso. El mismo se ha conservado íntegro. Con los medios informáticos que tenemos hoy resulta fácil acceder a esa disertación.
Como todos sabemos, el pasado viernes 23 de abril, conmemoramos el Día Internacional del Libro. Recordé aquel discurso de Lorca. Lo releí una vez más (no sé decir en cuántas ocasiones lo habré leído) y me planteé reproducir en el artículo de esta semana parte de ese discurso cuyo mensaje parece que no caduca, a pesar de que los medios han cambiando y los ratos de ociosidad no se parecen en nada (o muy poco) a los de la España de entonces.
“No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales... Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social....
¡Libros!, ¡libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan las lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso, Fiódor Dostoyeski, padre de la Revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, pedía socorro en carta a su lejana familia, solo decía: “Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera”. Tenia frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros, es decir horizonte, es decir, escaleras para subir a la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida...
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República deber ser: “Cultura”. Cultura, porque solo a través de ella se pueden defender los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz... ¡No sabéis qué alegría tan grande me produce el poder inaugurar la biblioteca pública de Fuente Vaqueros! Una biblioteca que es una reunión de libros agrupados y seleccionados, que es una voz contra la ignorancia; una luz perenne contra la oscuridad...
Los libros han sido perseguidos por toda clase de Estados y por toda clase de religiones, pero esto no significa nada en comparación con lo que han sido amados... No olvidéis este precioso refrán que escribió un crítico francés del siglo XIX: Dime qué lees y te diré quién eres”.
El discurso que Federico García Lorca leyó ese día es mucho más extenso. En él se nota el espíritu pedagógico del escritor. Es, sobre todo, un homenaje eterno e inmortal al LIBRO.
Josele | Jueves, 29 de Abril de 2021 a las 13:55:34 horas
Estoy muy de acuerdo con el Sr. Franco para variar. No estaría mal que nuestros actuales gobernantes se leyeran algunos libros y dejaran de hablar con el lenguaje inclusivo de tontos del babero que seguro que eso no lo encuentran ni en Lorca ni en Cervantes. Saludos
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