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Sábado, 04 de Junio de 2011

Balsa Cirrito

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LA MANO QUE MUEVE LOS HILOS



   
 
  
Contaba Blasco Ibáñez, hablando de la Revolución Mejicana (aquella de Pancho Villa y Emiliano Zapata), que con mucha frecuencia los soldados revolucionarios no sabían en qué bando se hallaban, y si defendían a un general o al de más allá: “ – Y ahora, ¿qué somos? – preguntaba un combatiente a otro al hacer sus primeros disparos de fusil. – No sé – contestaba el compañero. – Se lo preguntaremos al capitán. – Y yo - me dijo el capitán al contarme esto – sabía lo mismo que ellos”. (Blasco Ibáñez, El militarismo mejicano).

Pues la revuelta de los indignados, que se ha extendido por toda España, y que no sé si da sus últimas boqueadas, me recuerda a los revolucionarios mariachis. Los indignados no saben lo que quieren, no sabemos lo que piden y valen lo mismo para un roto que para un descosido. En fin, ver a los indignados es como ver una manifestación llena de pancartas. En blanco.

Lo único que conocemos de los indignados es que están en contra. De lo que puedan estar a favor lo percibimos muy nebulosamente (tan nebulosamente como el humo de los canutos que se fuman).  Nos ha parecido entender que el movimiento tan inmóvil del que hablamos se halla, sobre todo, en contra de eso que llamamos el sistema. Pues bien, el tal sistema, suponiendo que sea algo o alguien, tiene que estar más feliz que comiendo pollo con los dedos.

Pongamos un ejemplo. No se trata de hacer caja, pero se diría que la figura de Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana, encarna como nadie los valores a los que se oponen los indignados. Pues ahí lo tenemos, Paquito el cura (como parece que lo llaman sus amigos) ha revalidado holgadamente su mayoría absoluta. Por Camps los indignados pueden votar en blanco o nulo y concentrarse en la plaza del 15 de maig hasta que Sergio Ramos se saque una carrera. No sé si se han dado cuenta estos antisistema, pero están haciendo exactamente lo que quiere el sistema.

Si estamos cabreados con el PSOE, votemos al PP, y si los estamos con el PP a IU, y si no a UPD, y si no… Pero resulta que la arrolladora victoria popular ha conseguido prácticamente los mismos votos que hace 4 años cuando perdieron. Por supuesto que hay motivos para la indignación, siempre los hay, pero si algo sobra en España son cabreados. No tiene que ser casualidad que los actores españoles sean los mejores del mundo fingiendo que están de mala leche  (imagínense si no a Resines, a López Vázquez, a Landa, a Fernán Gómez, a Agustín González…). La indignación es sólo un paso, el primero y muy breve. Después debe llegar la acción, del tipo que sea. Si no, esto es como la romería de San Isidro sin santo.

En Estados Unidos vota la mitad de las personas que están inscritas. Y se hallan inscritas la mitad de las personas que tienen derecho. De resultas, sólo una cuarta parte de los americanos ejercitan el voto. Por algo, EEUU es el paraíso del Sistema.

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