Al principio de los tiempos todo esto era campo, para aquel entonces el ser humano ya había adquirido la extraña costumbre de bailarle al cielo en busca de agua, de susurrarle a una tomatera para que florezca bonita, de rogarle a una roca para que le ayude a ligarse a la rubia de la tribu enemiga... Con el paso de los años la cosa no ha cambiado mucho, tuvimos una racha politeísta en la adolescencia de nuestra especie, nos molaba eso de tener un olimpo de las tentaciones lleno de Dioses pecadores, pero tranquilo que no nos duró mucho. De ahí empezamos a coquetear con una figura única y triple a la vez por aquí, en la energía o el karma por allá, en un qué se yo yo qué sé. El caso es que queramos verlo o no, el ser humano siempre ha ido de la mano de lo sobrenatural, y en este artículo por su parte, lejos de intentar combatir el mundo metafísico, se pretende abrazarlo, intentando ser en cierta manera apología de la fe. Así que atiende acérrimo agnóstico, que la ciencia quiere hacer de ti un ferviente devoto.

Según una serie de estudios la religiosidad parece estar correlacionada con un mayor bienestar general mediante la mejora diversos factores como; un menor consumo de drogas (1), un menor padecimiento de enfermedades psiquiátricas (2), una mayor realización de la actividad física (3), etc. De igual manera, no solo influye sobre hábitos saludables que ayudarían a la prevención de enfermedades, sino que también parece ser de ayuda en el tratamiento de enfermedades crónicas como el cáncer (4), o incluso se demostró que la simple visión de una imagen de la Virgen María reducía, en los participantes cristianos, el dolor derivado de una serie de pinchazos ⁽⁵⁾.

Cabe comentar que, hasta el momento, ninguno de los artículos ha achacado los efectos de la religión a fuerzas provenientes de una naturaleza superior, sino que señalan a factores tales como la moral o el estilo de vida asociados a la conducta religiosa, entre muchos otros como los mecanismos del efecto placebo, o la modulación de la atención cognitiva. En definitiva, podríamos añadir que, independientemente de la realidad o ficción detrás de cada cultura, religión o superstición, el hechizo funciona, así que ya estas tardando querido lector (en el caso de que carezcas de uno) en encontrar figura, concepto o filosofía digna de ser objeto de tu devoción religiosa. Qué ironía que sea la ciencia la que sirva de celestina a la religión.

Notas:

(1). Kendler KS, Liu XQ, Gardner CO, et al. Dimensions of religiosity and their relationship to lifetime psychiatric and substance use disorders. Am J Psychiatry. 2003;160:496–503.

(2). Gorsuch RL. Religious aspects of substance abuse and recovery. J Soc Issues. 1995;52:65–83.

(3). Hill TD, Burdette AM, Ellison CG, et al. Religious attendance and the health behaviors of Texas adults. Prev Med. 2006;42:309–312.

(4). Jacquelyn N. Crane BA (2009) Religion and Cancer: Examining the Possible Connections, Journal of Psychosocial Oncology, 27:4, 469-486, DOI: 10.1080/07347330903182010

(5) .Wiech K et al., An fMRI study measuring analgesia enhanced by religion as a belief system , Pain (2008), doi:10.1016/ j.pain.2008.07.030