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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 20 de Febrero de 2021

Teoría de las ventanas rotas

[Img #142605]A dicha expresión aludía al final de la entrega ‘Tolerancia cero. Política’ (05/12/20) y que despedí con un escueto “Con la Ciencia hemos topado ¿Continuará?”. Bueno pues ya ve que, aunque con un par y medio de meses de retraso, la respuesta es afirmativa, pero, ¿qué es la teoría de las ventanas rotas? Con tan llamativa frase se conoce a una hipótesis de ciencias sociales, publicada en la revista estadounidense ‘The Atlantic Monthly’ (1982) por el politólogo James Q. Wilson y el criminólogo George L. Kelling, según la cual el crimen es el resultado inevitable del desorden, de forma que si conseguimos anular o minimizar al segundo podremos evitar en buena medida al primero. Es en dicho artículo donde aparece la locución ‘tolerancia cero’ para definir la solución propuesta, tomada literalmente de la ‘Safe and Clean Neighborhoods Act’, aprobada en Nueva Jersey en 1973 y cuyo origen gramatical se remonta al año anterior y al ‘Diccionario de Etimología’, donde aparece su primer uso registrado online (1972) en la política estadounidense. Esos son los antecedentes.

 

Planteamiento teórico. Una teoría de las ventanas rotas (‘broken windows theory, BWT’) cuyo nombre procede del ejemplo con el que se ilustra la misma, a través de la analogía con un edificio de ventanas rotas, y que más o menos le resumo. Imagine un edificio al que, por las circunstancias que sean, un día se le rompe el cristal de una ventana y éste no se arregla con prontitud. Lo más probable es que transcurrido un tiempo, otras personas con poco sentido cívico sigan rompiendo otros cristales o quizás hasta irrumpan en el edificio y, si está abandonado, es posible que lo ocupen o lo incendien. Todo por un cristal roto no arreglado a tiempo y éste es solo el ejemplo del titular.

 

Algo parecido sucede con los grafitis, pues si en un cierre o en un muro aparece una pintada, no tardará en llenarse de ellas. O piense ahora en una acera donde alguien deje tirada una bolsa de basura, no pasará mucho tiempo para que el número de bolsas allí abandonadas aumente y con ello la suciedad, la insalubridad, el deterioro del entorno. Y así ‘ad nauseam’. Unas situaciones ambientales, las anteriores, que podemos hacer extensivas a la seguridad ciudadana en general y que, según los principios de la teoría de las ventanas rotas, la única forma de impedir esta escalada de infracciones es actuando inmediatamente, con toda la severidad posible contra el infractor y en cada una de las infracciones que cometa.

 

Conclusiones teóricas y postulados prácticos. De dicho estudio sobre la causa de la criminalidad, Wilson y Kelling, concluyeron: a) Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Cuando una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parezca no importarle a nadie, crece el número de infracciones que se comentan en ella. b) Si se cometen pequeñas faltas y no son sancionadas, pasarán a ser faltas mayores, luego delitos y después delitos cada vez más mayores. Una delincuencia que aumentará en aquellas zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato sean mayores. c) Los parques y otros espacios públicos deteriorados serán poco a poco abandonados por la mayoría de la gente que huyen de ellos, siendo progresivamente ocupados por los delincuentes. La respuesta de estos estudiosos no pudo ser más contundente. El descuido y el desorden degeneran el entorno y hacen aumentar muchos de los males sociales, por lo que plantearon unos postulados para la actuación: a) Con respecto al deterioro físico, éste debía repararse de inmediato pues si no originaría vandalismo en la zona. b) En relación con el delincuente, las sanciones que se le apliquen deben ser inmediatas, con toda la severidad que autorice la ley y cada vez que delinca, a fin de no generar una falsa idea de impunidad que le incite a reincidir. En su opinión la puesta en marcha de esta política social y el programa de tolerancia cero, provocarían un cambio radical en la forma de entender y actuar contra la criminalidad en ciudades de los Estados Unidos como Nueva York. Esa era su teoría.

 

Puesta en práctica. Y no solo ellos debieron pensar así pues, a mediados de esa misma década de los ochenta, la ciudad de Nueva York contrató como consultor al mismo Kelling para que aplicara su teoría en el Metro de Nueva York, un lugar que se había convertido en el punto más al rojo vivo de la inseguridad, el miedo y el peligro neoyorquino. Lógicamente recomendó una estrategia de seguridad basada en empezar combatiendo pequeñas transgresiones como la mendicidad, viajar sin billete, dibujar grafitis, los pequeños robos y desórdenes, con un resultado extraordinario y alentador. Al minimizar los delitos menores, casi desaparecieron los más graves y el metro se convirtió en un lugar seguro. De ahí que una década después Rudolph Giuliani (1944) -que fue el 107.º alcalde de la ciudad de Nueva York de 1994 a 2001-, tras la positiva experiencia del ferrocarril metropolitano, impulsó la misma política de tolerancia cero en otras zonas de la ciudad y también con buenos resultados. Bien, pero ¿de dónde tomaron los politólogos la idea para elaborar su teoría ventanera?

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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