"Ciencia más allá del Coronavirus"
Los Reyes de Copas
por Oriana Balsa
¿Cuánto echan de menos la vida a.C (antes del coronavirus, que no antes de Cristo)? Seguramente lo que más añoren de aquellos tiempos, que tan lejanos parecen ya, sean los abrazos de los seres queridos, hablar con la cercanía (literalmente, a pocos cm. de la cara de nuestro locutor) que tanto nos caracteriza a la gente del sur, o poder ir por la calle sin mascarilla.
Si bien todos correremos a abrazar a nuestros abuelos y a por un buen pintalabios que lucir en cuanto todo esto acabe, las noticias y los titulares de revistas auguran una celebración alternativa. Avisan de la inminente llegada (y esperemos que sea, en efecto, inminente), de años de desenfreno, fiesta, alcohol y despilfarro. No tengo ni idea de en qué se basaron o qué estudios hicieron para sacar semejantes conclusiones, pero estaremos de acuerdo en que el día que podamos salir sin restricciones, no escatimaremos en pasarlo bien.
A menudo en mi grupo de amigos planeamos fiestas sin fecha concreta (“para cuando se pueda”), de temática flamenca (para los más nostálgicos de la feria) o de disfraces (para resarcir lo de los carnavales). Yo sin ser demasiado devota, no haría ascos a una fiesta ambientada en la Semana Santa, siempre y cuando en el menú hubiera suficientes torrijas para compensar todas las que no me comí el año pasado y las que probablemente no pueda disfrutar este año. Aunque, en realidad, no importa cual sea la materia de la fiesta, en todas ellas, estoy segura, habrá un denominador común: el alcohol.
Lejos de querer ejercer de manager de la campaña de marketing del gobierno para un consumo responsable, les voy a pedir todo lo contrario: que no intenten prevenir una borrachera. O al menos, que no lo hagan tomándose antes de un ron cola y después de un gin tonic, una pastilla de omeoprazol.
El omeoprazol es un medicamento antiácido (aumenta el pH, hace que sea menos ácido), y no un “protector de estómago” como comúnmente se suele decir. Si bien es cierto que el omeoprazol es necesario en algunos casos para desinflamar la mucosa del estómago, la toma de manera crónica debe hacerse siempre bajo control médico.
Nuestro estómago se conecta con el esófago por medio de una compuerta denominada cardias. El cardias permanece cerrado correctamente siempre y cuando el pH del estómago se encuentre en valores de entre 1-2 (es decir, cuando el pH es muy ácido). Si el pH del estómago aumenta, el cardias abre su compuerta y deja salir el jugo gástrico, provocando lo que llamamos reflujo. Esta sensación tan desagradable, e incluso a veces, dolorosa (pues el ácido que sale de nuestro estómago quema nuestro esófago), puede provocarlo el propio omeoprazol.
Si antes de beber tomamos este medicamento (que por cierto, requiere de prescripción médica), para evitar que nos sienten mal las copas que nunca deberíamos haber bebido, no solo estamos incitando a que nuestro cuerpo tolere peor el alcohol, sino que estamos comprando papeletas para crearnos un problema gastrointestinal que nos impida celebrar todas las fiestas que tenemos que recuperar.



































Silvia | Sábado, 06 de Febrero de 2021 a las 18:37:30 horas
!!!iempre es bueno tener información de primera mano!!!
Yo siempre he oido que comer algo que sea grasiento, te ayuda a poder alternar, vamos beber más sin emborracharte.
?Es cierto?
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