Cuando leí en este medio que las obras de las viviendas en el “solar de los maestros” van a comenzar en febrero, pensé: ¡por fin! Lo mismo que habrán pensado los agraciados en el sorteo para la adjudicación de las veintiséis viviendas que se van a construir. Resulta lamentable que el derecho constitucional a una vivienda digna tenga que llevarse a cabo a base de sorteos debido a que la demanda es muy superior a la oferta.

Me vino a la memoria las diferentes sesiones plenarias en las que participé como parte activa del equipo de gobierno en aquellos momentos. De hecho, recogí en unos de los capítulos de mis memorias políticas (“Prometo por imperativo legal y bajo mi convicción republicana...”) aquel suceso. Transcribo a continuación parte del mismo que titulé “Aparcamientos sí, viviendas no”.

 “La leyenda de aquella pancarta exhibida en un pleno se me ha quedado grabada en la memoria. La Declaración de los Derechos Humanos y el articulado de nuestra Constitución convertida en papel mojado. Me preguntaba, y aún me lo pregunto, cómo se puede defender que prevalezca la opción de aparcamientos al de construcción de viviendas de Protección Pública. Que prevaleciera la alternativa de preferir aparcamientos en lugar de viviendas por parte de los grupos de derecha me parecía (y aún me lo parece) normal. Pero que esa defensa contase con gente de la izquierda ideológica me desconcertó bastante.
    Cuando las viviendas de los maestros fueron derribadas, en una zona visible de la parcela se colocó un gran cartel que anunciaba la construcción de nuevas viviendas. Esto ocurrió durante las legislaturas en que gobernaron el Partido Popular y el  partido independiente Roteños Unidos. Pero la construcción de nuevas viviendas nunca se llegó a materializar. La parcela quedó en un estado de abandono durante las legislaturas siguientes. Hasta cuando mi grupo político, Izquierda Unida, formó parte del gobierno local junto al PSOE, la parcela estuvo dos años más en el mismo estado de abandono. Finalmente  se asfaltó y quedó convertida en un adecentado aparcamiento.
    Por otra parte, siempre existió entre algunos vecinos de la barriada El Molino el rechazo a la construcción de viviendas públicas en aquel solar. Ese rechazo ocultaba el temor a que aquellas nuevas viviendas fueran asignadas a personas problemáticas que vendrían a provocar, según los mensajes de ciertos vecinos, inseguridad en el barrio.
    Que los equipos de gobierno de la derecha de Rota no llevaran a cabo la construcción de viviendas no se debió a la presión vecinal en contra, como así lo trataban de vender. Fue debido a que nunca obtuvieron financiación para llevarla a cabo. De lo contrario podrían haber cambiado el uso residencial de aquella parcela a otro uso, como parque público, durante los doce años que gobernaron. De no haber tenido intención de construir viviendas en el momento en que las condiciones fueran favorables, hubiesen adecentado el solar y haberles evitado a los vecinos las incomodidades ocasionadas durante más de nueve años: polvo, ratas, malezas, excrementos de perros...”.

He recordado también las amenazas electorales de algunos vecinos de aquella zona. Según sus predicciones, en la barriada de El  Molino las urnas favorecerían al PP. Se equivocaron. Al parecer, los que se oponían a la construcción de viviendas no representaban a la mayoría de los vecinos de la barriada.