¿Dónde te recojo? Esta era la pregunta que todos los viernes te hacía para irnos en mi coche a culaquier rincón de España.

Detrá de todos los triunfos de Belén (Belén López Morales) estabas tú en bambalinas, pero muy cerca de ella.  Compartimos juntos (Belén, tú y yo), habitación, mesa, bares carreteras, penas, glorias, sustos y alegrías.

Más de 30 años fuiste uno más de mi familia,  no fuiste solo el masajista de ella, fuiste un pilar (quizás el mayor en mi vida) que jamás podremos olvidar.  Nunca le faltó a mi hija antes y después de una carrera, tus manos para ponerla a punto en sus piernas y espalda. SIempre lo hiciste altruistamente, como un auténtico amigo, un auténtico padre. Tu mérito fue mucho mayor, no te tocaba nada de parentesco pero sí el amor a una niña que con el paso del tiempo fue como tu hija.

Juntos recorrimos miles de kilómetros, camponatos de España, campeonatos de Europa, Copas del Mundo, campeonatos del mundo.  Siempre ahí, nunca le fallaste.

En el coche compartimos parte de nuestras vidas, nuestras ilusiones; te gustaba parar en los bares de carretera.  Juntos desde el albergue de Bilbao (de donde era el equipo de Belén) vimos cómo construían el campo del Athletic. Cómo nos gustaba pasear por el casco viejo de Bilbao y entrar en el mercado viejo de la Ribera con hermosas vidrieras.  En Bilbao, Sopela, Santurce o San Sebastián eran como nuestra casa. Fuiste para nosotros (mi mujer e hijos) uno más y jamás te podremos olvidar. Quiero desde aquí darte las gracias una vez más y decirte que te hemos querido como uno más de mi familia.  GRACIAS  IZQUIERDO.

Para mi Manolo. Siempre en mi corazón.

Jesús López (padre de la ciclista roteña Belén López Morales)