¿Cómo ve el vaso, medio lleno o medio vacío?
Metáfora excluyente. Seguro que conoce la pregunta del titular, de haberla visto y oído por ahí en más de una ocasión. Un claro ejemplo de figura retórica de pensamiento que, como cualquier otra, expresa una realidad o concepto mediante otra realidad o concepto diferentes, con los que sin embargo guarda cierta relación de semejanza y establece incluso una analogía. Sirva de botón de muestra conceptual ‘la primavera de la vida’ como una metáfora de la juventud y, del otro, la de ‘¿Cómo ve el vaso, medio lleno o medio vacío?’. Una expresión popular con la que presentamos dos posibilidades que guardan relación con sendas visiones enfrentadas de la realidad: la del vaso medio lleno, asociada a una visión positiva; y la del vaso medio vacío, asociada a una negativa.
Dicho de otra manera, una visión binaria por la que se puede clasificar a las personas según la respuesta que den: bien como optimistas o bien como pesimistas, pero, sin posibilidad de un estado intermedio. En su primera parte el planteamiento del ejercicio consiste en mostrar a una persona un vaso transparente con agua hasta su mitad y preguntarle cómo lo ve, si medio lleno o medio vacío, hasta aquí sin problemas. Estos empiezan cuando, y aunque ambas respuestas son correctas, en función de cuál sea ésta, se valora al individuo de una forma u otra, al ser indicativa de aquello a lo que él da más importancia: a lo que ya tiene o a lo que cree que le falta. Es decir, la personificación del optimismo y el pesimismo.
Pensamiento positivo. Un experimento, supuestamente utilizado para valorar la actitud de las personas ante los acontecimientos de la vida y también determinar algunos rasgos de su personalidad que, si se fija, sólo está basado en la visión y perspectiva que tenga acerca del estado de la capacidad del vaso. No sé, pero dicho así no me encaja, me parece un tiro por elevación que me suena a falacia, a milonga seudocientífica próxima al fraudulento negocio de la motivación. Ya sabe. Ese tenderete económico basado en las premisas seudopsicológicas de la 'cultura del pensamiento positivo' que -a determinadas mentes ignaras, necesitadas y crédulas- posibilita abordar problemas de cierto calado intelectual, de una manera excesivamente rápida y superficial. Una circunstancia que para el ganapán de turno, si está listo, siempre resulta rentable pues los contenidos de tipo motivacional suelen funcionar bien, al resultar fácil de convertir en productos de mercado donde prima el espectáculo y la sentimentalidad vacía. Sirvan de ejemplo la mayoría de los inefables libros de autoayuda, en realidad panfletos de autoexplotación.
Una macana intelectual les decía, acerca del pensamiento positivo, no solo porque el vaso como objeto físico sea un punto de partida demasiado simple para llegar a una meta psicológicamente tan compleja. Ralla la estulticia pensar que, para atraer las fuerzas positivas del universo y rechazar las energías negativas, vamos, para que la vida nos sonría y nos vaya bien, lo adecuado sea ver el vaso medio lleno. Sino porque implica tomar una postura, no tengo nada en contra de la humana acción de elegir, que ha de ser blanco o negro, bueno o malo, positivo o negativo, lleno o vacío, y esta mutuamente excluyente dualidad sí que no la comparto. Es evidente que, como tal metáfora, no se puede reducir a un sesgo intencional, a una simple cuestión de enfoque, pues en esta vida nada es como parece, aunque lo parezca.
La física del vaso. En mi opinión -aquí prima mi talante escéptico, actitud crítica y formación científica- este asunto vasero no tiene solo dos extremos, puede que tenga tres o, si me apura, que no tenga ninguno y me explico. Empiezo por éste. Resulta que, desde la física clásica o mecanicista, no es cierto que el vaso esté medio lleno o medio vacío por la sencilla razón de que siempre está lleno, así que ahora ninguno tiene razón. Ni el que afirma que está medio lleno porque ve agua líquida en la mitad inferior, ni el que afirma que está medio vacío porque dice no ver nada en la superior. Ambos yerran ya que el vaso, arriba, está lleno de aire, invisible a la vista y, abajo, de agua transparente. Es lo que tiene la ciencia, que no se fía de las apariencias, y sabe de forma cierta que el vaso siempre está lleno, bien de agua o de aire en su totalidad, o bien ‘fifty fifty’.
Esto es tirando de física newtoniana, porque si lo abordamos desde la física moderna, más en concreto de la mecánica cuántica (el mundo de lo microscópico), entonces resulta que los dos tienen razón, pero ahora sin exclusión, pues incluso pueden coexistir ambas realidades. La nueva respuesta que le expongo la ejemplifica la archiconocida paradoja de ‘El gato de Schrödinger’ en la que este animal, introducido en una caja y sometido a cierto experimento mental, puede estar vivo y muerto a la vez, como lo lee. Algo sin embargo inexplicablemente explicable, créame, y lo mismo sería para nuestro caso, el gato de Schrödinger dentro de medio vaso de felicidad/infelicidad.
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FUENTE: Enroque de ciencia
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