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Redacción 2
Sábado, 16 de Enero de 2021

"Ciencia más allá del Coronavirus"

No quería ser yo la primera que lo preguntara

por Oriana Balsa

[Img #141564]No quería ser yo la primera que lo preguntara, pero ¿se han pesado ya? Después de las vacaciones de navidad todos hemos cogido unos kilos de más, que prometemos, en nuestros propósitos de año nuevo, perder, y que solo a escasos meses del verano, cuando ya han pasado las torrijas de Semana Santa y el rebujito de la feria (los años que la hay), recordamos.

 

Nos justificamos con todo tipo de excusas. Desde “no tengo tiempo para hacer deporte”, hasta “esta es la constitución de mi familia”.  Por si también hubiera algún lector que se escudara en aquello de “a mí es que me pesan los huesos”, le traigo la variante científica: “a mí me pesan las bacterias”. Y es que resulta, que alrededor de 1 ó 2 kg de peso de nuestro cuerpo no son del turrón del día de Reyes, ni de los dulces de Jueves Santo, sino de las bacterias que viven en nuestro cuerpo.

 

Aún estando sanos, cientos de miles de microorganismos pueblan los recovecos de nuestro organismo. De hecho, sería imposible estar sano, si no hubiera cierta especie de bacterias que viviera en nuestra boca, nuestro tracto intestinal, y en el caso de las mujeres, también en  la vagina.

               

Lejos de ser malas, las bacterias de nuestro intestino nos ayudan a digerir la comida, obtener los nutrientes necesarios para mantenernos vivos, e incluso a estar contentos. La composición de nuestra flora bacteriana va a determinar cómo nos sentimos, nos permitirá bajar de peso y su alteración puede causar problemas muy importantes, por lo que debemos procurar ser amigos de nuestras huéspedes unicelulares.

               

Las bacterias “buenas” que han colonizado nuestro organismo pueden ser desplazadas por bacterias “malas”. Estas bacterias “malas” se alimentan del azúcar que nosotros mismos les damos. Si hay alimentos para las malas, estas crecen y se expanden por el tracto intestinal, mientras que las buenas, sin alimento para reproducirse, mueren “de hambre”. Las primeras sí que pretenden hacernos daño. Pueden causar gases, pueden ser responsables de la incapacidad de adelgazar y hasta pueden privarnos de la hormona de la felicidad, la serotonina (producida por algunas de las bacterias buenas de nuestro intestino). 

               

Los alimentos ultraprocesados, ricos en aceites refinados, grasas trans hidrogenadas y azúcares, nos producen una sensación momentánea de felicidad, producida al contentar nuestro cerebro, debido los efectos adictivos del azúcar. Sin embargo, la comida no procesada, la de toda la vida, rica en macronutrientes de calidad, a rebosar de micronutrientes y con fibra, alimenta a nuestras “bacterias de la felicidad”. En esta batalla que libran el cerebro y el intestino (nuestro segundo cerebro), tenemos que tomar partido. Un cerebro que nos incita a ver “un capitulito más” a las dos de la madrugada, cuando tenemos una alarma a las ocho de la mañana, ¿es realmente de fiar?. Acostumbrados a vivir para comer, deberíamos empezar a comer para vivir.

               

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  • Bacillote

    Bacillote | Lunes, 18 de Enero de 2021 a las 12:35:18 horas

    Podrías ahondar un poco más en cuáles son ésos alimentos que ayudan, esa de toda la vida con fibra. que mencionas.
    Ricas en fibra y de toda la vida como las verduras, legumbres, frutos secos y frutas que son las que optimizan fundamentalmente la biota intestinal.

    1 Respuestas Accede para responder

  • GUADALUPE

    GUADALUPE | Sábado, 16 de Enero de 2021 a las 18:55:18 horas

    Tengo entendido que muchas son las bacterias responsables del desarrollo de una gran parte de enfermedades e infecciones. Pero también hay determinadas bacterias beneficiosas que son necesarias para muchas funciones de nuestro organismo. Muchas de ellas están en los alimentos probióticos que otorgan buenas propiedades para que el cuerpo actúe normalmente. ¿Las conoces? Me gustaría saber cuáles son.
    Gracias

    1 Respuestas Accede para responder

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