Es innegable que de todos los sucesos que nos afectan a las españolas y a los españoles, aparte de la principal preocupación que es la salud, las consecuencias en la vida de las personas son cada vez más trágicas. Las dificultades para desarrollar con normalidad la actividad económica han provocado el desplome de multitud de empresas, muchas condenadas a cerrar sus puertas, la enorme sangría económica y la pérdida de una cantidad aterradora de puestos de trabajo.

Ante esta situación de ruina y de desesperación solo cabe que el Estado utilice todos los recursos de que dispone o de los que pueda conseguir a través de ayudas y préstamos para paliar en lo posible el drama que sufre la población. El coste de todo este proceso genera un gasto descomunal tanto por la atención sanitaria, la adquisición y distribución de las vacunas y las ayudas para las empresas y para los ERTES de los trabajadores.

Sin que se pueda comparar por la enorme desproporción del gasto provocado por los efectos de la pandemia, la incidencia del fenómeno meteorológico Filomena, además del riesgo y la inseguridad, va a ocasionar otros gastos que en vista de la situación se presentan como insostenibles. El gobierno no tendrá otra opción que asumir su responsabilidad y obrar en consecuencia, o sea, sacar dinero de donde no lo hay.

Esto lo está gestionando un gobierno al que se le ha estado negando durante años aprobar un nuevo presupuesto y al que luego se le acusa de que pacta con cualquiera para conseguirlo. Después toda la verborrea y la demagogia de la derecha neo-liberal, abogan exageradamente por rebajar o suprimir impuestos: el origen de los recursos económicos del Estado.

El neoliberalismo marca su horizonte en minimizar la capacidad del Estado, limitando su actuación a sectores muy concretos, mientras el resto se quedaría en manos privadas. ¿Cómo se haría cargo un gobierno de todos los gastos que ahora sufrimos sin un Estado fuerte? ¿De dónde se sacarían las ayudas en situaciones como estas, si se reducen o se suprimen los impuestos?

Resulta paradójico que cientos de miles de habitantes de este país se indignen por tener que pagar impuestos cuando lo que la mayoría paga apenas serviría para cubrir los gastos normales que causa, tanto en su atención sanitaria, en su educación, en la multitud de servicios que recibe y que utiliza. ¿Acaso no se dan cuenta de que para lo único que sirve su postura es para defender los privilegios de unos pocos, de quienes la mayoría se las arregla para evadir del país cuanto dinero puede o utilizar toda la ingeniería fiscal para no pagar apenas? ¿Saben que si se llevara a cabo una política neoliberal hasta sus últimas consecuencias la mayoría de la gente no podría pagar nada o casi nada de lo que necesita? ¿Saben cómo funciona la sanidad en USA?

Cada cual que lo tome como quiera. En mi tierra a esto se le llama “Tirar piedras contra tu tejado”.

Manuel García Mata