Desde hace unos meses, la Plataforma Roteña de Pensionistas, hoy en día convertida en Asociación en Defensa de lo Público, asumió las convocatorias en defensa de la sanidad pública. Con un llamamiento abierto y democrático los jueves alternos, cada dos semanas, quienes creemos en la necesidad de una sanidad pública ágil, eficiente, profesional, respetada y considerada nos concentramos delante de nuestro Centro de Salud para reivindicar todo aquello necesario para que Rota goce merecidamente de una mejor atención sanitaria.

Al igual que en Rota, son muchos los pueblos y ciudades que mantienen una lucha similar, pues este país necesita que su sanidad pública funcione como es debido. Ahora que la enorme distorsión que ha provocado la pandemia de COVID nos sumerge en una difícil situación, observamos como nuestra clase dirigente camina entre aciertos y fracasos dando una serie de bandazos que aún desconciertan más a la ciudadanía. Desde las predicciones iniciales, optimistas en exceso, que pronto se vieron desmentidas, pasando por la enorme coherencia y eficacia del periodo del estado de alarma, ejemplo claro de que se pueden hacer las cosas bien, tomando medidas oportunas y enérgicas, hasta el caos in crescendo, que empezó con la desescalada asimétrica que permitió hacer de cada capa un sayo y creara el precedente de que, una vez que el gobierno dejó el mando unificado en manos de las Comunidades Autónomas, cada cual eligió el camino que más le apetecía, olvidando la prioridad de la salud de la gente. El motivo de esta dejación, nefasta sin paliativos, fue sin duda el temor a asumir el descrédito que suponía el control y las medidas coercitivas que lo aseguraran. Cabe sacar a colación la cantidad de ejemplos que lo ilustran, pero para muestra un botón. La Comunidad de Madrid, la que encabeza la Presidenta Ayuso, acusa al Gobierno de la nación de no suministrarles las vacunas que necesita y en una semana, desde que se inició la campaña de vacunación, solo ha utilizado algo más del 3% de las vacunas.

Pero el tema de la sanidad no es solo el COVID, ni la pelea política. La situación actual ha venido a derribar el mito de que nuestra sanidad era ejemplar. Puede que lo fuera en su momento, en especial por su carácter humanitario de ser universal y gratuita mereciera ese reconocimiento, pero la coyuntura actual nos ha chocado contra la realidad y se han visto al descubierto sus enormes agujeros: Falta de infraestructuras; carencia de suficientes medios materiales; insuficiencia de personal sanitario, médic´s, enfermer´s, auxiliares de todo tipo y malas condiciones de trabajo. Tampoco es de extrañar cuando los salvajes recortes de los últimos años se han cebado en un servicio tan imprescindible como el que se encarga de la salud de España. ¿Acaso no son suficientes razones para que salga la gente a la calle? Se está exigiendo lo más vital, el derecho a la salud.

Por todo eso y por más, seguimos en la lucha, cueste lo que cueste.

Manuel García Mata