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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 05 de Diciembre de 2020

Tolerancia cero. Política

[Img #139810]Política de tolerancia cero. Fue como denominó Rudolph Giuliani (1944) a su línea de actuación intervencionista, implantada entre 1994 y 1997 para la ciudad de Nueva York, durante los años que estuvo de alcalde. Consistía en un principio en dar una fuerte respuesta policial en las calles, incluso para actos de poca monta delictiva como el vagabundeo, la mendicidad, dibujar grafitis, la suciedad, viajar sin billete, beber y orinar en la vía pública, el ruido urbano o los "limpia parabrisas" en los semáforos que exigían remuneración por el servicio no solicitado. Por supuesto también para otras transgresiones mayores como prostitución, alcoholismo, drogadicción, pornografía y otros delitos asociados en general “contra todos aquellos actos desviados de las buenas costumbres”. Una medida policial que vino acompañada de otras decisiones y actuaciones como: el aumento exponencial de la vigilancia, al llenar la ciudad de cámaras de video; la reducción, prácticamente al mínimo, del plazo entre el delito y el veredicto del juez; la aplicación de las máximas sanciones sin atenuantes; etcétera. Unas reformas que, todo hace pensar, consiguieron excelentes resultados en la reducción de la delincuencia y el crimen en la ciudad, pues sus tasas se redujeron de manera significativa y continuaron disminuyendo durante los siguientes diez años. Se cerraron prostíbulos, centros pornográficos, bares clandestinos y se cancelaron todo tipo de permisos para el juego, la venta y consumo de alcohol, la compraventa de artículos usados, el comercio en el metro, la venta callejera, y naturalmente se limpió la ciudad de vagabundos, drogadictos, pandilleros, prostitutas, mendigos, etcétera. En tan solo un par de años el cambio en la ciudad fue impresionante, así que no es de extrañar, como le adelantaba la semana pasada, que Giuliani se convirtiera en el alcalde más famoso que ha tenido nunca la ciudad. Entre otros reconocimientos, en 2001, fue designado ‘Alcalde de América’ y elegido ‘Persona del Año’ por la revista ‘Time’, y en 2002 fue nombrado caballero por la reina Isabel II del Reino Unido. Por desgracia los tiempos actuales no son tan afortunados para él.

 

Una política discutida. La locución como tal pretende mostrar una rigidez absoluta, no permitiendo transgresiones a la ley y las normas de convivencia urbana por pequeñas que estas fueran, pues su finalidad no es otra que la de crear comunidades limpias, con orden y respetuosas de la ley. En esencia se trata de un tipo de política en materia de seguridad pública, que propone el castigo severo para aquellas personas que cometen algún tipo de acto delictivo, intentando además aplicarlo a la mayor brevedad posible, sin retraso, a fin de tranquilizar a la ciudadanía con una respuesta rápida y contundente. Como ya se imagina se trata de una línea intervencionista que, desde su nacimiento y puesta en acción, ha generado tanto aprobaciones como rechazos, dando lugar a defensores y detractores, estos últimos no solo porque algunos datos estadísticos hacen pensar que en realidad no fue tan efectiva a la hora de reducir el delito y la violencia en las calles (la disminución podría haber empezado unos años antes). Sino por considerar que su único objetivo era la represión férrea de los delincuentes sin atender a otras circunstancias atenuantes, a la vez de no ir a la verdadera raíz del problema, a aquellos aspectos sociales desencadenantes de la ola de delitos. Y aunque la expresión en principio suena a una especie de solución autoritaria y represiva, en puridad su concepción primordial es la de la prevención y promoción de las condiciones sociales de seguridad. No habla de tolerancia cero hacia la persona que comete el delito, sino con el delito mismo, es un significativo matiz diferenciador pues no va en absoluto de linchamiento del delincuente, ni prepotencia autoritaria de la policía, no, de hecho, con respecto a los abusos de autoridad, considera que a ellos debe también aplicarse la tolerancia cero.

 

Breve historia de la expresión, siglo XX (y 2). Fue un programa político de mediados de la década de los años noventa del siglo pasado, que en realidad venía de más atrás. En concreto de uno que se aplicó por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, que por aquel entonces se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Allí fue donde se comenzó por combatir de forma severa pequeñas transgresiones como: grafitis, suciedad, ebriedad, impago del pasaje, pequeños robos y otros desórdenes pequeños, con el resultado ya comentado. Al minimizar el número de delitos menores, casi desaparecieron los más graves y el metro se convirtió en un lugar seguro, de ahí que Giuliani impulsara una década después la misma política de tolerancia cero, cuya idea que estaba basada en una publicación de ciencias sociales de marzo de 1982, conocida como La teoría de las ventanas rotas. Un artículo en el que aparece la expresión tolerancia cero para definir la solución propuesta, que había sido tomada de la ‘Ley de Vecindarios Seguros y Limpios’ aprobada en Nueva Jersey en 1973, y cuyo origen gramatical se remonta al año anterior, en el ‘Diccionario de Etimología’ donde aparece su primer uso registrado ‘online’ (1972) en la política estadounidense.

 

Pero dicha teoría, y la analogía con la que se ilustra de un edificio con las ventanas rotas, es más anterior aún pues data de 1969 y un experimento de psicología social realizado en la Universidad de Stanford, Estados Unidos. Con la Ciencia hemos topado, que dijo alguien ¿Continuará?

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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