Cuando ya no se puede ser más buena gente
A veces se ve a un buen samaritano cederle el sillón del autobús a una señora mayor. O ese consumidor que lleva el carro hasta las trancas en fila para pagar en el súper y al ver que solo llevas un refresco en la mano te deja pasar. Qué me dicen cuando no te arranca el coche sin batería y alguien te dice “le doy un empujoncito”.
¡Son buena gente!
Aquí no para la cosa, hay otra liga superior.
El otro día leí que una señora había hecho treinta buenas acciones de ayuda al prójimo. Donar comida a los necesitados, recoger basura de la playa, abrazar a personas que se sentían solas, cuidar a los hijos de la vecina que estaba en apuros y había convencido a más gente de que hiciera buenas acciones. Una cadena.
Esta ya es que es muy buena gente.
Pero hay un nivel premium
Pongamos que usted es andaluz.
Y sabe que con su voto va a facilitar que hagan carreteras y escuelas, pero, ojo al dato, no en Andalucía.
Es consciente que con su voto se van a contratar más maestros y médicos, pero no en Andalucía, ni siquiera cerca.
Y ha propiciado con su sufragio que los niños en las escuelas sean bilingües, pero, atentos a la noticia, en español, no, el castellano ni hablar.
Usted sí, usted debe saber que van a hacer unas escuelas fantásticas en Getxo o en Azpeitia.
Usted que fue con alegría a votar a Sánchez una y otra vez (que hubo unas pocas de elecciones) debe saber que van a hacer unos hospitales cojonudos en Esplugas del Llobregat o en Sant Feliú de Guixols.
Y una carretera que enlace Santurce y Cornellá.
Pero fíjese usted que estos territorios que le menciono tienen más dinero y recursos que Andalucía. Hospitales, escuelas y carreteras vendrían muy bien aquí. Pero usted que es muy buena gente ha querido que se hagan allí. ¡Qué no les falte de nada a los catalanes y vascos!
Es más, si usted viaja a estos lugares que les hablo puede que le traten reguleras. Puede que con un poquito de desprecio y que no le hablen castellano para que no se entere de nada. Si tiene mala suerte y cae en ciertas tabernas a lo mejor se lleva hasta un par de sopapos. O puede que caiga en buen sitio y lo traten bien. Todo puede ser. Mejor no vaya si no quiere arriesgar.
Usted, señor buena gente, sepa que con su voto vamos a pagar 20 embajadas catalanas y cientos de chiringuitos independentistas. Sepa que los niños tendrán que aprender matemáticas en euskera. Los escolares vascos se van a tener que aprender un idioma de cuatro pastores en vez del español que lo hablan 600 millones. Y sin anestesia.
¡No me vaya a decir que no tenía ni idea! ¡No me lo diga, por favor!
Usted sabía que Pedro les iba a dar a estos lo que le pidieran. Sí, sí, sí.
Pedro se lo iba a dar, incluso sin necesitar sus votos para aprobar los presupuestos, estaba cantado. Han ofrecido gratis los de Ciudadanos y ha preferido tirarse al monte.
Pero es que usted tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
Fíjese que me da a mí que usted es de los que tiene el carrito hasta las trancas y no deja pasar por caja al de detrás que trae tan solo una Coca-Cola porque con votar al PSOE en Andalucía ya está todo más que demostrado.
¡Ya no se puede ser más buena gente!
Roteño | Martes, 01 de Diciembre de 2020 a las 23:45:06 horas
Acaba usted con este artículo de darme la razón en la opinión que tengo sobre QUE VALE MI VOTO, si yo voto en mi provincia de Cádiz al PS o al PP, mi pregunta es que gano o más bien que gana mi comunidad autónoma con votar a esos señores, si cuando llega la hora de pedir no piden para nosotros que los hemos votados, siguen las directrices de sus partidos y lo que votan es más inversiones en aquellas comunidades, en que con menos votos que los andaluces, en la que sus jefes se tienen que aferrar para mantenerse en su sillón.
Y ME PREGUNTO PARA QUE SIRVE MI VOTO.
Los comentarios de los dos "artistas" anteriores me parecen absurdos , pues no hablamos de la Junta de Andalucía, si no del gobierno central, que esta "vendido" y hace más por otras comunidades que por la nuestra y además decirles que en Andalucía lo robado por el PS ha sido más de 750 millones de euros, por favor multiplicar por 166,386 y veréis la burrada de las antiguas pesetas que son.
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