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Redacción
Jueves, 19 de Noviembre de 2020

Flamenco a mi aire (2) (por Manuel García Mata)

Por esta época, a mediados de los años setenta, aparecieron también Lole y Manuel, con un flamenco muy bueno y novedoso. Conocí también las experiencias de Manuel con Smash, grupo pionero e icónico del rock andaluz, que llegaron a grabar un disco en el que aparecía Manolo Agujeta con Manolo Sanlúcar en la otra cara, “Vanguardia y Pureza del Flamenco” del año 1978, en el que incluían temas grabados años antes. Otra pieza clave es el guitarrista flamenco Paco de Lucía, que tocaría con el gran Camarón de la Isla y que en 1973 lanza el disco “Fuente y Caudal”, donde se incluía el tema “Entre dos aguas”, obra de un éxito total. Más tarde Paco tocaría con otros grandes de la época del Jazz y del Rock, como Carlos Santana, Al di Meola, Chick Corea o John McLaughlin.

 

Anunciado ya, es el momento de la aparición de la leyenda, el mito, Camarón, y de, para mí, una de las más grandes, Carmen Linares. Camarón, para muchísima gente el más grande y un profano como yo no va tener el atrevimiento de discutirlo, sobre todo porque me entusiasma, me hace emocionar, aunque para ser sincero lo prefiero cantando flamenco más puro que cuando introduce todo aquello que tiende a fusión. Por la misma razón, salvando las distancias, no me apasiona el “flamenquito”. Sobre Carmen Linares, aparte de lo buena que es, es una mujer que investiga, que profundiza, que se atreve y que consigue dominar una variedad asombrosa de palos. Cabe recordar que, en esas grabaciones, como la que hizo con Manolo Sanlúcar, como aquella que hace sobre “Canciones Populares Antiguas”, nos sorprende con verdaderas maravillas. Si me encandilan sus cantes, la versión que hizo sobre algo tan sencillo como un villancico, “Romance de los Pelegrinitos”, deja con la boca abierta.

 

Desde entonces, quizás por circunstancias, fui desconectando, aunque a salto de mata iba descubriendo voces de gran nivel, que me han seguido emocionando: La Niña Pastori, Mayte Martín, Diego El Cigala, Marina Heredia, Esperanza Fernández, La Macanita, Miguel Poveda... de las últimas, Rocío Márquez; una auténtica gloria del flamenco, reconocida por numerosos premios, entre ellos, “La Lámpara Minera” de La Unión, con una voz preciosa, un gran domino de numerosos palos y acompañada de letras profundas y comprometidas, en muchos de los cantes. He querido dejar para el final a la última figura del firmamento del cante, Estrella Morente, una enorme y agradable sorpresa, brillante como pocas. Si bien, con el tiempo, cada vez más, introduce otras músicas que la alejan de su pureza original, sin que se le olvide el amor y el gusto por el buen flamenco, derivando hacia la fusión, que personalmente nunca me ha hecho gracia.

 

El flamenco puede que no necesite de gente que lo ensalce, se valora por sí mismo, pero que no le vaya a pasar como a otras maravillas de esta tierra nuestra, que se pierdan por no echarle la cuenta que se merece.  

 


Manuel García Mata

 

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