Vándalos y otras especies (por Manuel García Mata)
En estos últimos días, generalizándose en muchos lugares del país, se han producido hechos deleznables protagonizados por gente violenta que, con el achaque de las normas restrictivas que imponen las autoridades con la intención de controlar la pandemia, aprovechan para lucir sus habilidades como auténticas bestias, que me perdonen los animales por la comparación. Las actitudes violentas contra la policía, el destrozo del mobiliario urbano, utilizado como arma de guerra, o el saqueo de distintos establecimientos, por mucho que se quieran justificar con posturas negacionistas, carecen en absoluto de ningún sentido contestatario y no son más que violencia gratuita, en la que esta gente campea a sus anchas.
La sociedad, y parte de su clase política al frente, que enseguida procura etiquetar para sacar con todo el cinismo rentabilidad para su credo particular, tacha de extremistas de izquierda o derecha, según el color de cada cual. Se aprovecha además para culpabilizar al opuesto de que es la gente de su órbita quienes lo protagonizan. Con ello lo único que se consigue es echar más leña al fuego y crispar aún más el ambiente. Si tan claro se tiene el apoyo de unos o de otros, y hay quien luce pruebas en las Redes Sociales de la paternidad de los hechos, lo suyo es ir a los tribunales y que sean estos quienes determinen las responsabilidades. Puede que algunos tengan razón o todos, que sean ciertos los instigadores, pero echándoselo a la cara en los medios o en el Parlamento no sirve de nada.
Como no es cuestión de hablar solo de lo que pasa lejos, aquí también, en Rota, la barbarie vandálica ha hecho de las suyas. El primero, de mayor importancia por lo que supone y por lo que significa, la vergonzosa agresión sufrida por un médico en acto de servicio, que recibió el impacto de una piedra que lanzó algún malnacido contra la ambulancia en la que se desplazaba el equipo médico al que pertenecía. Hecho indignante y que además se agrava por la tremenda desconsideración hacía un colectivo que se están jugando la vida por nuestra salud.
Y el segundo, ya durante el verano, las maderas que limitan el camino de los pinos sufrieron, curiosamente en fines de semana, los destrozos puntuales de una mancha de energúmenos. Parecía que con el otoño se había enfriado la fiebre de la estupidez; pues para nuestra desgracia e indignación, entre la noche del domingo al lunes los efectos de las salvajadas contra las pasarelas se han hecho notar con mayor virulencia.
Posiblemente sea muy difícil descubrir a los responsables en ambos casos, pero bueno sería que, si se consigue, llevaran el correspondiente escarmiento. Me temo que, aunque fuese así, es tan permisiva y benevolente nuestra sociedad que nada les ocurriría.
Lamentable, pero cierto.
Manuel García Mata

































Hermano Lobo | Lunes, 16 de Noviembre de 2020 a las 21:17:54 horas
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ahí va:
El Parlamento de Eslovaquia aprobó una ley el pasado 4 de noviembre declarando al Partido Comunista
de Checoslovaquia y al Partido Comunista de Eslovaquia como organizaciones criminales.
Los seis países que hoy en día han tomado el camino de eliminar sus pasados comunistas son: Polonia, Ucrania, Lituania, Georgia, Letonia y Eslovaquia.
De nada por la información.
Saludos.
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