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Jueves, 08 de Octubre de 2020

La Zarzuela (3): La Música (por Manuel García Mata)

Hablar de la música de la zarzuela es adentrarse en un mundo de color, en una cascada de sonidos exquisitos, en un mundo mágico lleno de matices. La enorme variedad de melodías que dan forma a las zarzuelas nos sumerge en un amplísimo abanico de posibilidades, como caja de las sorpresas, de encontrarse con las músicas más insospechadas, que, por supuesto, bien pueden tener su origen en cualquiera de los rinconcitos de nuestro suelo patrio, como jotas, seguidillas, pasodobles, boleros, malagueñas, farrucas, zortzicos, nanas, rumbas, vito, garrotín…, bien de cualquier otro lugar del mundo, como habaneras, minués, tangos, valses, schottis, mazurcas, polkas, fox-trot, etc. Todas ellas dan idea de las posibilidades que encierran las partituras.

 

En cuanto a la estructura de las zarzuelas, se puede decir que sigue un patrón parecido al de las óperas y otras obras líricas; teniendo en cuenta la doble vertiente entre la zarzuela, o zarzuela grande, y el género chico, obras de corta duración desarrolladas en un acto frente a la mayor extensión de las primeras, con dos, tres o cuatro actos. Inician su andadura con un preludio o introducción, en muy raro caso obertura, como entrada instrumental, que a veces se extiende a modo de suite donde quedan constancia del anuncio de los momentos más destacados, en mínimos fragmentos, mientras que en otras se soluciona de manera más breve. Muchos de estos se enlazan con el primer coro y en otras ocasiones con las intervenciones de voces solistas o incluso a diálogos iniciales. Entre estos preludios me gustaría citar los de “El Barberillo de Lavapiés”, “El Bateo”, “El Tambor de Granaderos”, “La Verbena de la Paloma” o “La Gran Vía”, como algunos ejemplos sobresalientes.

 

Abundan también los preludios en los segundos, terceros y cuartos actos, cuando las hay; suelen ser más breves. Siguiendo con la música instrumental aparecen a menudo intermedios o interludios, ballets y otros. Son de singular belleza los intermedios de “El Último Romántico”, “La Boda de Luis Alonso”, “El Baile de Luis Alonso” y, muy en especial, el de “La Leyenda del Beso”.

 

Los coros, que no se limitan al inicio, se encuentran frecuentemente en las zarzuelas en cualquier esquina y ofrecen una enorme variedad de músicas y ritmos; salvando las distancias la audición de estos nos trae a la memoria algunos coros de carnaval, que se hacen más presentes en los popurrís.

 

Son coros que merecen especial mención el “Coro de Repatriados” de “Gigantes y Cabezudos”, el “Coro de Espigadoras” de “la Rosa del Azafrán”, El “Coro de Lagarteranas” de “El Huésped del Sevillano”, la “Mazurca de las Sombrillas” de “Luisa Fernanda”, la “Jota de los Estudiantes” de “El Barberillo de Lavapiés” o el “Coro de Niñeras” de “Agua, Azucarillos y Aguardiente”.

 

Otra de las características de los fragmentos instrumentales y corales consiste en que se enriquecen con bellas escenografías, en las que son habituales los ballets de bella factura.

 

En las piezas vocales, bien individuales, brillan deliciosas romanzas, entre la amplia gama musical, o en dúos, duettos cómicos, tríos, cuartetos, etc. se suelen desarrollar toda la trama de la obra, por tanto, la parte más substancial, si bien los trozos dialogados son complementarios en esta función. En las piezas para interpretaciones femeninas son maravillosas, “En un País de Fábula” de “La Tabernera del Puerto”, “No Corté más que una Rosa” de “La del Manojo de Rosas”, “La Pena me Hace Llorar” de “El Huésped del Sevillano”, “La Canción de Paloma” de “El Barberillo de Lavapiés”, “Noche Hermosa” de “Katiuska”, “Las Flores de Mil Colores” de “La Dogaresa”; entre las masculinas no se pueden olvidar piezas magistrales como “Canción Húngara” de “Alma de Dios”, “Mi Aldea” de “Los Gavilanes”, “Bella Enamorada” de “El Último Romántico”, “Cuando Siembro Voy Cantando” de “La Rosa del Azafrán”, “Canto a Murcia” de “La Parranda”, entre tantas más.

 

La mezcla de elementos cómicos con partes o incluso historias dramáticas y trágicas derivan en un tono muy distinto, a veces en la misma obra, aunque sin menosprecio de la calidad en las diferentes piezas.

 

Sin más, como despedida, al menos provisional, de esta parcelita de cultura hispana, el deseo de que no la olvidemos. Todo en la zarzuela ofrece motivos para descubrirla, es así de grande y así de genial, seguro que quienes tanto esmero pusieron en componerlas se sentirían muy agradecidos de que la recuperásemos. El pueblo se rindió a ellos en su momento, se lo merecen.

 

Manuel García Mata

 

 

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  • Justino

    Justino "Tomasito" | Miércoles, 14 de Octubre de 2020 a las 22:36:47 horas

    Buen escrito,corto y conciso sobre un género musical que creo es mas español que incluso Nadal,por cierto ambos insuperables.

    Accede para responder

  • Manuel

    Manuel | Viernes, 09 de Octubre de 2020 a las 13:45:33 horas

    Muchas gracias Manuel por el trabajo que has realizado para poder escribir este artículo. Esperemos que los distintos departamentos de Cultura tengan en cuenta este género tan nuestro a la hora de programar. La verdad es que esta música se escucha poco (diría que nada) en las numerosas emisoras de radio que hay. Este género y el flamenco debería ser una asignatura obligatoria en los distintos niveles de la educación.
    Gracias de nuevo
    Salud y Libertad

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