(A todas las madres integrantes de la FLAMPA de Rota y de las distintas AMPAS)

A vosotras, compañeras:

Me dirijo a vosotras, madres comprometidas, que queréis tanto a vuestros hijos y a vuestras hijas que, aunque vuestros trabajos, vuestras ocupaciones, vuestros cuidados, todas vuestras responsabilidades, os ocupen las veinticuatro horas del día, conseguís a base de esfuerzo y sacrificio sacar tiempo para dedicarle a los demás. El tiempo, ese bien tan escaso y codiciado que solo nos damos cuenta de su importancia cuando nos es imposible estirarlo más, sois capaces de estrujarlo para sacarle mayor rentabilidad y dedicarlo a la defensa de la educación de vuestras criaturas, para tratar de solucionar los problemas que la envuelven y luchar decididamente por conseguirlo.

¡Qué orgullosos se han de sentir vuestros hijos cuando tengan la edad suficiente para darse cuenta de lo que habéis trabajado para que tengan la enseñanza que se merecen y a la que tienen todo el derecho!

Pero mientras pasan los años hasta que esto ocurra, me atrevo a, en su nombre y el de quienes quieren lo mejor para ellos, agradeceros de todo corazón vuestra entrega, vuestro trabajo, vuestra dedicación, vuestra lucha y, de nuevo, vuestro tiempo. Vosotras, que posiblemente empezasteis a participar en las asociaciones de padres y madres con miles de dudas, que incluso desconfiabais de lo que vosotras mismas podríais aportar, os habéis ganado el reconocimiento que la sociedad roteña os debe. Fácilmente puede que al contrario os encontréis con el desprecio y la falta de respeto de gente malintencionada que, con la excesiva cobardía que les obliga a esconderse en el anonimato, diga de vosotras. Disculpad por mi pretenciosidad, pero sé, estoy convencido, que muchísimas más, y con mayor limpieza de mente y corazón, valoran vuestra labor y aplauden vuestros logros. No tendría por qué decirlo, pero por si hubiese quien lo olvide, la llegada de gente como ustedes, valientes, entregadas, trabajadoras y apasionadas por contribuir en la educación y de caminar codo con codo con el profesorado por el bien del alumnado de nuestro pueblo, ha supuesto una oleada de ilusión que contagia a toda persona que siente la importancia de la educación como algo fundamental para este país.

No desfallezcáis, vendrán tiempos difíciles, pues aquella persona que se siente cómoda en la rutina y en la indolencia pondrá cuantos palos en las ruedas puedan para entorpecer un camino tan digno como el que habéis elegido.

No os rindáis que siempre habrá alguien que esté dispuesto  a ofreceros el apoyo que necesitéis. Y si llegase el caso no deseado de que fuera imposible seguir adelante, que os quede claro que al menos podréis guardar en ustedes la satisfacción de saber que habéis hecho lo que debíais.

Mucho ánimo y un abrazo.

Manuel García Mata