El Covid y la Base Naval de Rota
“La Base de Rota prohíbe a los militares el consumo fuera del recinto naval”. Por peteneras nos ha salido el Capitán David Baird, atizando la hoguera que abrasa a la restauración roteña, el titular nos lo deja claro. Los distintos medios de comunicación de la villa han llamado la atención haciéndose eco del anuncio de la autoridad militar americana que prohíbe a la milicia consumir en los establecimientos roteños situados fuera del recinto militar.
Visto así, si partimos de la intención de la medida que procura evitar contagios entre la US Navy y la Armada Española por agentes patógenos del Covid-19, no parece que haya mucho que objetar, por mucho que duela. La salud es lo primero y es obligación de las altas esferas, que cargan con esta responsabilidad, tomar las decisiones oportunas en este sentido.
Otra son los daños colaterales. Un sector cada vez más imprescindible como nicho de puestos de trabajo en Rota, que crece en importancia a la par que disminuye la oferta de empleo en el recinto de la Base, no se puede permitir, sin soportar repercusiones catastróficas, más daños como los que esta medida provoca. Un colectivo que acaba de ver pasar con desolación sus dos meses estrella, que por culpa de la pandemia han visto minimizarse sus esperados efectos positivos.
A nadie más se le puede culpar, pues el pueblo de Rota ha respondido con nobleza, tratando de tapar el agujero que ha provocado la caída del turismo, tanto autóctono como foráneo; es más, el ayuntamiento se ha mostrado generoso en grado sumo, permitiendo multiplicar el espacio dedicado a terrazas; más no se le puede pedir. Incluso dentro de la gente de a pie, del común de la ciudadanía, hay quienes consideran excesivo el aumento de ocupación de suelo urbano. Esto es lo que hay.
No podríamos terminar este texto olvidando que, por mucho que las medidas del Capitán Baird sean necesarias, la postura yanquee carga con una losa muy pesada de cinismo. La gente afectada, militares, pueden seguir consumiendo dentro de la Base, lo que atenúa la posible incomodidad ocasionada, mientras el comercio y el pueblo de Rota lo sufren. También la realidad exige señalar que si ha habido en esta desgraciada enfermedad un colectivo que no ha respetado de forma generalizada las medidas exigidas por las autoridades sanitarias españolas ha sido el colectivo de militares de la Navy y sus familiares, desconociendo, ignorando y despreciando nuestros protocolos. Ahora vienen de mártires y se protegen de quienes les han tenido que sufrir.
Quizá sea el momento de que no estaría mal recordar aquel eslogan que apareció en aquel muro no hace tanto tiempo: “Give me pan and tell me tonto”. La primera parte cada vez es menos real, la segunda sigue en plena vigencia. A las pruebas me remito.
Manuel García Mata

































Pepón | Martes, 08 de Septiembre de 2020 a las 11:30:25 horas
Señor García; en todo el texto sólo hay una verdad: el Capitán de la Base se llama David Baird, lo demás no sé de donde lo habrá sacado.
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