Diario del año del coronavirus
Nadie puede con ellos
Balsa Cirrito
Hay algo que me tiene últimamente cabreado, y es cosa de mérito, porque he llegado a un punto en que no me cabreo con casi nada. Y se trata de un asunto que me cabrea no solamente a mí, sino a la mayoría de la gente, sin importar si son de izquierdas, de derechas o son un sándwich mixto, aunque el asunto no sale apenas en los medios de comunicación. ¿De qué hablo? Pues lo digo en el siguiente párrafo.
Hablo de lo bancos. Los bancos están últimamente que se salen, dicho sea con el ánimo de molestar. No existe triquiñuela que no practiquen ni pueblo que no se pasen, y tragamos como ahogados porque nos machacan con su omnipotencia. Antes daban intereses por meter el dinero en el banco. Ahora cobran, a menudo sin avisar, y cantidades desatinadas, además. Se inventan reglas que acatamos como si los bancos fueran la ley. Pongo por ejemplo la de no permitir sacar cantidades inferiores a los 600 euros si no es en el cajero automático, olvidando que el dinero no es suyo, sino nuestro, y que si vamos a una ventanilla tienen la obligación legal de darnos nuestro dinero, por eso mismo, porque es n-u-e-s-t-r-o.
Encima, ir al banco se ha convertido en el trámite más engorroso que existe. El personal es mínimo, y cualquier gestión en una entidad no baja, y eso con suerte, de cuarenta minutos de espera; ¿me pueden decir otro negocio donde nos hagan esperar tanto tiempo y sigamos acudiendo? ¿Estamos alelados? ¿Tiene algo que ver Media Market? ¿Yo sí soy tonto?
Sí hay un grupo social al que los bancos machacan sin piedad es el de los jubilados. En estos días del Coronavirus, da pena ver esas largas colas al sol de personas de la tercera edad en la calle, sofocadas para cobrar su pensión. Con estos es seguramente con quienes más se columpian los bancos. Cobro de comisiones hasta por respirar y malas caras cuando alguien reclama. He visto muchas veces cómo se los trata mal. Se pretende que hombres o mujeres mayores, que no han utilizado un ordenador en su vida, realicen todas sus gestiones vía computer.
Es la leche. Ahora los bancos cobran por todo, y no se trata de una opción que podamos elegir, ya que para la casi totalidad de servicios es obligatorio tener tarjeta y tener cuenta (por cierto, las tarjetas son el negocio de los negocios; nos cobran por ellas, lo cual no tiene ningún sentido, ya que los bancos se llevan comisión de todas las compras que se realizan. ¿Se imaginan cuánto dinero es eso? ¡Comisión por todas las compras!) Ya digo, los bancos cada vez tienen menos personal, cada vez nos atienden peor y cada vez cobran más. Un hat trick.
Pero no olviden que tenemos un arma. Reclamemos. Denunciemos. Para eso están las oficinas de consumo. Yo lo he hecho muchas veces y he ganado siempre, siempre, siempre. No olviden que los bancos no son la ley, que no pueden cobrar por todo lo que quieran ni imponernos las normas que les den la gana. Reclamen, denuncien, fastidien...
Porque lo mejor es que a los bancos nadie les mete mano. Ni las izquierdas ni las derechas ni los sándwich mixtos.
Manuel | Lunes, 13 de Julio de 2020 a las 16:54:21 horas
La respuesta es RECLAMAR, ya sea en el Libro de Reclamaciones, que tienen la obligación de tener o como yo hice.
Mi mujer fue a un cajero y sacó 150€, se equivocó y pulsó en "Crédito" (había dos opciones Débito y Crédito).
Al mes siguiente me vino un cargo de 5€ de cargo por el reintegro de 150. Entré en Internet, en la página del banco, y puse una reclamación porque lo consideraba abusivo.
Días después recibí una llamada del director de mi sucursal para preguntarme por mi reclamación. Le dije que lo consideraba abusivo el interés y después de exponer mi caso y de insistir conseguí que me devolvieran los 5 €. No es mucho pero era mío.
Reclama, insiste y sobretodo que llegue "arriba", no te quedes en gritar en la sucursal, no sirve de nada. Y si no sabes, busca a quién te ayude.
Salud y Libertad
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