Diario del año del coronavirus
La vacuna
Balsa Cirrito
El individuo que manda en EEUU – me resisto a decir que gobierna – se ha quedado con casi la totalidad de la producción mundial de Remdesivir, hasta ahora el único medicamento aprobado para luchar contra el Coronavirus. Probablemente en este momento no nos demos cabal cuenta, pero en los siglos futuros el mandato de Trump será visto como el principio de la decadencia americana. De todas maneras, no es ese el asunto de hoy.
Lo menciono porque, como seguramente han oído, hay varias decenas de investigaciones en el mundo que buscan la vacuna contra la COVID-19. Tres de ellas son españolas. En algún momento es muy probable que hayan pensado (yo, al menos lo he hecho) que para qué tantas vacunas; con que haya una que funcione correctamente tenemos de sobra. Sin embargo, me temo que estaba bastante equivocado y que pecaba de ingenuidad (también podemos llamarlo estupidez).
Dice el ministro Pedro Duque que las vacunas españolas van bastante bien encaminadas, y que es muy probable que en pocos meses dispongamos de ellas para todo el público. Ojalá sea así. Porque si ha ocurrido lo que ha ocurrido con el Remdesivir, que es un medicamento al fin y al cabo de una eficacia relativa, imagínense el pollo que se va a montar con las vacunas.
Ya el pájaro pelirrojo de la Casa Blanca hizo un intento hace unos meses de comprar toda la producción de la vacuna que investigaban los franceses, que nuestros vecinos, con la encantadora falta de modestia que los caracteriza, habían anunciado que iba a ser la primera en aprobarse. Tanto fue, que el gobierno francés tuvo que intervenir para decir que los americanos no se la iban a llevar y que la vacuna era un patrimonio franchute.
En el mundo somos casi ocho mil millones de seres humanos (aunque no oculto que algunos son más humanos que otros). Producir vacunas para todo quisqui va a ser un esfuerzo sencillamente descomunal. Y hemos de suponer que unos países irán delante de otros. Según la doctrina del anciano pelirrojo de Washington, lo que debe primar es la ley del más fuerte/más bestia, apartado en el que no estoy seguro del ranking de nuestro país. Pero, por supuesto, si tenemos vacuna propia nos vamos a evitar muchos sofocos y muchas humillaciones. Y nos vamos a ahorrar mucho dinero.
Lo que no dejo de pensar es en los países que no producirán vacuna alguna, que serán la mayoría. ¿Quién velará por ellos? ¿Los dejaremos a su suerte? Tiene toda la pinta que así será. Con lo cual todos seremos como Trump, solo que más hipócritas.
Vacuna dice... | Lunes, 06 de Julio de 2020 a las 14:39:36 horas
Vacuna dice, la mejor vacuna es apagar la TV, eso o hacerse cajero/a de supermercado o transportista o repartidor de Amazon, o hacerse indigente, ninguno de los mencionados anteriormente ha caído enfermo...
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