Diario del año del coronavirus
Welcome the machine?
Balsa Cirrito
La tecnología en general y la informática en particular, han generado en los últimos decenios una devoción y fervor que ríase usted de la piedra sagrada de La Meca. Ahora parece que todo aquel que no sepa manejarse ante cualquier novedad computerizada es una especie de tarado que no sirve para maldita sea la cosa. Esto, que podía pasar por una gilipollez más de las muchas que inundan nuestro tiempo, se convierte en algo grave cuando se convierte en una obligación.
Es muy posible que hayan oído hablar acerca del pollo que se ha formado con las matriculaciones de los niños para el próximo curso escolar, matriculación que había de realizarse on line (on line, la expresión mágica que nos está dejando desamparados). Por supuesto, muchas personas no han podido inscribir a sus hijos, y no sé exactamente cómo ha quedado el asunto, pero desde luego, ha provocado angustia en bastantes padres.
Entiéndanme, no estoy tratando de dar estopa a la Junta de Andalucía, sino al sistema de trámites on line, sea cual sea el asunto. ¿O es que solo soy yo el tonto patoso y ustedes realizan con toda facilidad las gestiones por internet? ¿No se cabrean? ¿No piensan que es muy complicado? ¿No mencionan a toda la parentela de los programadores, especialmente a los antepasados?
Lo curioso es que toda esta dificultad existe sobre todo en la tramitación de papeles oficiales. Cuando tenemos que comprar algo o realizar cualquier gestión on line que nos cueste la pasta, los mecanismos suelen ser mucho más fáciles. Pero se enfrenta uno al mundo oficial y como si tiene que derribar las murallas de Jericó de un escupitajo. Acaba uno con la sensación de que los programadores se sientan y se dicen unos a otros fumándose un canuto: “si les hace falta de verdad, ya encontrarán la manera de tramitarlo”.
Por mor de la pandemia, toda esta burocracia internáutica, amenaza con convertirse en exclusiva. Hace un par de semanas decidí sacarme el certificado digital, y juro que todo el trámite resultaba increíblemente engorroso (a ratos, incluso estúpido). Exigen al usuario ciertos sistemas operativos, ciertos navegadores, cierta versión determinada que, aunque parezca increíble, no es la última, con la que tiene el honrado ciudadano que desinstalar la más moderna y reinstalar la anterior, de resultas que en mi caso se me han perdido algunas contraseñas.
Por si fuera poco, luego está la cuestión de utilizar el certificado digital. El anterior que me saqué nunca supe cómo usarlo, y si un par de veces atiné, juro que fue de potra. Y nadie explica nada. Obligan a la gente a buscarse la vida porque parece que entienden que la informatización no es un medio, sino el fin. Hay que tecnologizarlo todo, caramba, incluso lo que no es necesario, porque si no, parece que no merece la pena. Y cuanto más complicado el trámite, más chachi la administración.
Con la excusa de la pandemia, la teletramitación irá peor. Ya hay bastantes trámites que solo podemos realizar por internet, lo cual resulta ser dos cosas: una mentecatez y una chorrada. Y agarrémonos, porque solo es el principio. Lo que no sé bien es de qué.
Justino "Tomasito" | Viernes, 12 de Junio de 2020 a las 12:50:22 horas
Excelente artículo y excelente verdad.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder