Diario del año del coronavirus
Borrachao
Balsa Cirrito
Tengo la sensación de que no damos a los bares la importancia tan enorme que tienen en nuestras vidas. Hace años leí en algún periódico que la calle Huertas de Madrid albergaba más bares que toda Noruega junta (pena da de los noruegos). Me parece incluso que Joaquín Sabina incluyó este dato en una canción, aunque cambiando el nombre de la calle. Pues yo diría que, de cualquier manera, ese amor a los bares nos define perfectamente.
Muy probablemente, muchos de los mejores momentos de nuestras vidas los hayamos pasado en los bares. Seguramente en ningún lugar hemos disfrutado tanto con nuestros amigos como en los bares. En los bares – en algunos de ellos - tenemos muchas papeletas para que hayamos empezado a formalizar relaciones amorosas serias (por supuesto, bares más decentes que a los que íbamos con nuestros amigos).
Los bares, junto con sus hermanos mayores, los restaurantes, han cambiado nuestra forma de comer. Me acordaba hace unos días de una tapa que ganó el concurso de la, creo, I Feria de la ídem que celebramos en Rota. No estoy seguro si fue una creación de Lolita o de Méndez. El caso es que consistía en una tostadita fina untada de salmorejo. Encima un poco de bacalao desalado y alguna hierbecilla picada. Y me acordaba porque yo mismo estaba haciendo en mi casa aquella delicadeza. Y al mismo tiempo pensaba que en aquellos días, cuando la probé por primera vez, me parecía un plato sumamente original y osado. Ahora me resulta casi vulgar, tanto como para hacerlo rutinariamente en mi casa. Y eso es porque los bares nos han mostrado el camino.
A menudo digo que uno de los lugares donde he sido más feliz ha sido en la ventanita de la Tasca Tirapu. Apoyado allí, tomando una o varias cervezas con los amigos, la vida fluía de una manera particularmente dulce, pensando en aquellas certerísimas palabras de Meléndez Valdés: “Al viento las penas/las copas alzad/ que todo lo endulzan/vino y amistad”.
Los bares nos definen. Forman parte de nuestra manera de ver el mundo. Si nos quitan los bares los españoles dejamos de ser españoles, y nos convertimos en noruegos, con lo molesto que es eso y con el frío que hace allí, que además de no tener tapas, en invierno se hace de noche a las 11 de la mañana.
Se dice que los bares van a pasar ahora por un mal momento. No lo permitamos. Luchemos por ellos. Apoyémoslos con todas nuestras fuerzas. Cantemos como por Chanquete: De todas nuestras barras/no nos moverán. /De todas nuestras barras / no nos moverán/ porque sin ellas estamos perdiiiidos/ No nos moverán. Y también esta otra: El pueblo en los bares/ jamás tendrá pesares... El pueblo en los bares/ jamás tendrá pesares... O mi favorita: Esta mañana/me he levantao/me emborrachao, borrachao, borrachao, chao chao...
Los bares | Jueves, 21 de Mayo de 2020 a las 15:39:42 horas
Algunos les ha dado trabajo, a otros buenos momentos, y a otras familias la desgracia to el puñetero día enpinando el codo y jugando a las maquinas, cada uno escribe lo que quiere no permitamos que se acabe los bares, todo el mundo para los bares a gastar dinero aunque no tengas trabajo, el que va a los bares tiene de sobra Sr Chirrito, hay gente que no tiene para comer, fábricas e industria es lo que hace falta
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