Si tuviera que elegir al gran triunfador de los últimos dos meses, sin duda nombraría a Mr. Bulo. El número de mentiras, exageraciones, falacias y patrañas que hemos visto o leído durante este tiempo ha superado, de todas todas, las esperanzas del novelista más imaginativo. Mi campo favorito es el de los bulos que se refieren a la negación de hechos reales. Es decir, ocurre algo que es cierto, pero una persona desconocida se dedica a propagar con falsos recortes de periódicos, con un perfil ficticio de twitter o con imágenes trucadas, que lo que es cierto es mentira. Que lo que de verdad ha pasado no ha pasado, sino que lo que creíamos que era cierto no era sino un bulo que nos han colado. ¡Qué arte, qué poderío! Realmente, cuando se llega a tal nivel de chingamiento de la realidad, cuesta trabajo no admirar a quienes llegan a semejante finura. Sin duda, son unos redomados joputas, pero su calidad de joputismo es tan elevada y tan exquisita que merecen nuestro respeto, caramba.

Eso sí, lo más divertido es ver a honrados ciudadanos, creyentes de lo que han visto o leído, que se indignan y pelean con otros honrados ciudadanos que han leído o visto lo contrario a cuenta de lo que Mr. Bulo ha tenido a bien inventarse. Sin duda, Mr. Bulo se descojona, porque ¿quién no ha caído alguna o muchas veces en una de esas invenciones tan saladas?

Aunque lo más distraído realmente sería averiguar qué busca el señor Bulo con sus patrañas. Porque no es por bromear, caray, no. El señor Bulo busca precisamente eso, soliviantarnos, irritarnos, revolvernos los unos contra los otros. Y es listo el tío, porque a menudo lo consigue.

¿Y quién es ese señor Bulo? Pues conocerlo conocerlo, lo que se dice conocerlo, no lo conozco. Pero sé dónde vive. Mejor dicho, dónde viven. Porque son dos. Está el señor Bulo chino y, el más importante, el señor Bulo ruso. En realidad, cada uno de estos señores son en realidad muchos otros señores. Unos, los más, como he dicho, viven en Rusia, a las órdenes de otro señor que se llama Putin o Putón no me acuerdo bien. Putin (o Putón) lleva muchos años diciendo a sus señores Bulo lo que hay que decir, y no trabaja solo en España, sino en toda Europa, aunque en nuestro país lleva unos años que está el tío que se sale. Uno no entiende muy bien qué buscan los amigos de Putin (o Putón), porque uno diría que no tienen nada que buscar o ganar en España, pero en toda la historia de los indepes catalanes, los señores Bulo de Rusia, por ejemplo, se han hartado de meter cizaña, con un éxito que ni ellos mismos se lo creen, ya que para lo de encizañarnos los españoles nos pintamos solos. Últimamente, también están trabajando que da gloria los señores Bulo de China. De momento, son bastante menos señores y menos joputas, porque se dedican sobre todo a echarse flores a sí mismos, aunque sin despreciar una buena tocada de narices, que a nadie le amarga una bronca. En fin, que están los señores Bulo en la gloria, rodeados de ordenadores y metiéndonos miseria en nuestras vidas que es algo que los rusos, que tuvieron a todo un Dostoyevski, no pueden evitar que les guste mucho.

Vaya, solo una cosita más. La próxima vez que nos cabreemos con un honrado ciudadano de nuestra poco honrada España, recordemos que hay un ruso o un chino que se harta de reír, que si bien es verdad que también hay algunos señores Bulo que trabajan en España son los menos, y que si por ser tontos dieran medallas, las olimpiadas serían nuestras de todas todas, y sin necesidad de doparnos.