Diario del año del coronavirus
El novio de King Konga
Balsa Cirrito
Lo que voy a contar ahora, no es una coña, lo juro. Resulta que algunas de las últimas investigaciones sugieren que el origen del Coronavirus podría estar relacionado con los monos. Para ser exactos, con un proceso llamado zoonosis. Y dentro de ese proceso, cabe la posibilidad desagradable de que el inicio de todo este jaleo fuera un tipo que, como en Indiana Jones y el templo maldito (por cierto, mi favorita de la serie), en una barbacoa se plantara por delante una buena tajada de solomillo de orangután a las finas hierbas. No he probado nunca el orangután, ni siquiera a las finas hierbas, al menos que yo sepa, pero sospecho que no será nunca mi plato preferido, y, caso de que fuera así, sería justo que condenáramos al insensato gourmet que se comió el mono a la pena de veganismo perpetuo.
No obstante, siendo chungo lo que acabo de decir, no llega ni a la altura de las pezuñas de lo que sigue (insisto, no estoy flipando, sino ofreciendo razonables conjeturas científicas ya expresadas). Y es que algún científico ha aventurado la hipótesis de que la zoonosis no se hubiera producido por engullir carne de simio, sino por tener comercio sexual con simio. Dicho de otra manera: por hacer el amor con un mono (o, para el caso, con una mona).
(Chingar con un orangután) (Guau).
Llegados a este punto es conveniente que salgamos a la ventana, demos un par de gritos, y, una vez relajados, volvamos a leer. ¿Que nos vayamos a pasar no se sabe cuánto tiempo encerrados porque algún asiático calenturiento contemplara una mona desnuda y no pudiera contenerse? ¿Creyó acaso el buen hombre que la mona se le insinuaba? ¿No esperó el tipo que la simia le diera su consentimiento? Da miedo pensar lo que haría este no santo varón después de ver en televisión una retransmisión del certamen de Miss Mundo. (Aunque lo mismo este tío tiene más peligro en un zoo, vete a saber). (Este individuo ve El libro de la selva y se piensa que es porno de la jungla).
Y fíjate tú que precisamente en el Extremo Oriente está extremadamente desarrollada la industria de muñecas sexuales, fabricadas mayormente en Taiwán (que no deja de ser parte de China). ¿No podía este bigardo haberse pedido por Amazon o lo que quiera que sea que tengan los chinos dos o tres toys sexuales? ¿O no podía el vicioso este haber utilizado alguno de los sistemas tradicionales? Pero nada, va el tío y desflora a la orangutana, pobrecita mía. Por nuestro bien, espero que el tipo no aparezca por los Sanfermines. Y no lo digo por las chicas. Lo digo por las vacas.
Hermano Lobo | Domingo, 05 de Abril de 2020 a las 20:49:46 horas
Has tenido días mejores.
Saludos-
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