Por si no cae en este momento, lo más normal por otra parte, el titular de hoy es la última de la manita de preguntas en busca de respuestas, con la que despedía ésta mi ‘Opinión’ de la semana pasada. Llevaba por título ‘Decamerón’ y COVID-19 (y 2)’ y en ella le relacionaba la obra más célebre de Giovanni Boccaccio, uno de los padres junto a Dante y Petrarca de la literatura italiana, con la enfermedad de nombre oficial COVID-19 provocada por el SARS-CoV-2, que es el equivalente del virus coronavirus que nos tiene contagiados o confinados en nuestros domicilios.

Pero yendo a lo que nos trae, ¿es lo mismo un virus que una bacteria?, y de no ser así ¿en qué se diferencian?

Por si no está interesado o no puede seguir leyendo en este momento, vaya por delante la respuesta lineal y negativa: NO LO SON. Y para poder desarrollarla tiro de la ciencia bachillera, ella nos dice que son unos seres vivos que solo pueden visualizarse con el microscopio, de ahí su denominación de microorganismos o microbios. De hecho son los sistemas biológicos más pequeños que conocemos y de los que por la microbiología, disciplina científica que los estudia, sabemos que hay, entre otras categorías: la de las bacterias y la de los virus.

Bacterias. Son microorganismos unicelulares, procariontes que carecen de núcleo y mitocondria, poseen un solo cromosoma y tienen la capacidad de crecer y reproducirse por sí mismos. Cuando se encuentran presentes en animales y plantas, algunas pueden resultar beneficiosas para el organismo, llegando incluso a ser necesarias para su correcto funcionamiento. Recordar aquí que en los órganos genitales o en el intestino hay bacterias que se ocupan de mantener el adecuado equilibrio, siendo en este caso la enfermedad un sobrevenido a causa de su exceso o defecto. Pero también existen otras que son nocivas, bacterias patógenas que producen enfermedades tanto básicas y de fácil curación, como las temibles pestes de graves consecuencias a lo largo de la historia de la humanidad, sirva de ejemplo la peste bubónica que gravita de fondo sobre la infección florentina del relato erótico de Boccaccio.

Virus. Son microorganismos compuestos por proteínas y ácidos nucleicos, ADN o ARN que nunca se combinan entre ellos. Unos seres parásitos que, al no poder nutrirse, relacionarse ni reproducirse por sí solos, viven a expensas de otro llamado célula huésped. A diferencia de las bacterias, los virus, bajo ningún punto de vista pueden ser considerados como beneficiosos para cualquier organismo, sino todo lo contrario. Llegan a causar enfermedades en algunos casos tan graves como la del Ébola o el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) causada por el virus VIH. Por desgracia los virus son todo un peligro para la vida y un verdadero reto para la medicina.

Diferenciando bacterias y virus. A modo de esquema-resumen, hasta cuatro divergencias le ofrezco: 1) Las bacterias son mucho más grandes, y así, si un virus de tamaño promedio fuera como una pelota de tenis, una bacteria tendría el de media cancha de tenis. 2) Los virus siempre son perjudiciales para la salud, mientras que las bacterias pueden resultar beneficiosas. 3) Los virus precisan de una célula huésped para mantenerse vivas, mientras que las bacterias no ya que la tienen. 4) Las enfermedades vinculadas a las bacterias y consideradas infecciosas necesitan de un tratamiento con antibióticos, mientras que en el caso de los virus se utilizan vacunas o antivirales.

Tras lo escrito podemos afirmar que los microbios (bacterias, virus) no siempre son perjudiciales, algunos, incluso destacan por su capacidad para ayudar en la producción de alimentos y bebidas, como lo lee. Un aspecto nutricional que, si lo considera oportuno y conveniente, le cuento en otra ocasión porque prefiero finalizar ésta, haciéndole saber que el causante de este microbiano negro sobre blanco digital es un amable y avisado lector, que me mandó una respuesta a la pregunta iniciática en forma de comentario al periódico. Utilizó para ello el nick de ‘Hermano Lobo’, que no es ni por asomo una tercera categoría de microbios, no. Lo aclaro a fin de no acabar con mal pie esta entrega y no dejar así a ningún lector que, a pesar de leer la página entera, termina no sabiendo por dónde cogerla. A buen entendedor…

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FUENTE: Enroque de ciencia