Tenía pensado poner aquí algo con mucho buen rollo. En plan we are the world, pero con puntito nacional. Sin embargo, he escuchado y leído muchas veces durante los últimos días cierto extravagante argumento y me he dicho: “¡qué narices, a la trinchera!”.

Seguro que lo han oído también. En sustancia viene a decir “¿cómo voy a apoyar yo al gobierno en este momento cuando en el tiempo que ellos estaban en la oposición le montaron un pollo enorme a Rajoy a cuenta de lo del Ébola?”. Yo espero que todos aquellos que dicen esto o algo parecido estén cobrando una paguita, porque si no, están perdiendo dinero.

Resulta que nos encontramos con la mayor crisis nacional desde la Guerra Civil, y algunos benditos lo comparan con la historia del perro del Ébola, historia de la cual la mayoría de los españoles casi ni se enteró. Sin embargo, por lo que veo, todos estos hooligans prefieren que nos vayamos a pique, todos juntos, antes de tener un mínimo atisbo de grandeza de espíritu.

Soy patriota y quiero lo mejor para el país gobierne quien gobierne. Preferiría que el PSOE hubiera pactado con otros partidos. Pero el gobierno que tenemos es el gobierno que tenemos, y si gobernara Pablo Iglesias le apoyaría igual en todo aquello que entendiera que puede ser beneficioso para España.

Todos sabemos cuál es la actitud que debemos tomar para que el país no se hunda. Nadie ignora que poniendo obstáculos a la rueda del gobierno vamos a padecer todos. Sin embargo, veo que un enorme número de insensatos se lanza a la piscina de las críticas disparatadas solo porque... ¡Porque temen que el gobierno salga reforzado y gane unas próximas elecciones!

Personalmente me importa un pito quién gobierne la próxima vez. Tengo hijos, y quiero que salgamos de esta crisis, una crisis nunca vista, de la mejor manera, y que nos recuperemos lo antes posible. Supongo que todos estos hooligans insensatos también tienen hijos, y que también quieren que salgamos bien del envite,  pero, por lo que se ve, la mala uva puede más que cualquier otra consideración. La máxima parece ser joder a Pedro Sánchez, y si para ello tengo que joder al país, pues que se fastidie el país.

En estos días contemplo, por ejemplo, las portadas de ABC y  las veo como el equivalente a una traición en estado de guerra. Son tan terriblemente injustas, tan inútilmente negativas, tan perjudiciales para España que casi no sabe uno qué decirles. Critican lo mismo que pedían una semana antes. Y piden lo que criticarán una semana después. Es tan disparatado que se nos queda la boca abierta, tan abierta que bien podría cabernos un huevo de avestruz. He dicho antes que no sabría que decirles. Pero, bueno sí, una cosa: no olvidad lo de la paguita.