En esta sección publicamos capítulos del libro "Desde el Picobarro de Rota" (Relatos y cuentos), escrito por el roteño Prudente Arjona que gentilmente lo ha cedido para compartir con los lectores de Rotaaldia.com. El autor, quiere simplemente que se conozcan las historias y anécdotas que describe y en esta sección de Opinión semanalmente se irán publicando.

EL PAISAJE ESTÁTICO
“Los que tenemos movilidad, no sabemos valorar la dicha de hacerlo”
  

 Qué bonito se ve el mundo desde la altura, el paisaje se extiende y la mirada termina desapareciendo en un horizonte nebuloso, abstracto e indefinido. Las nubes, el cielo, los campos, la naturaleza viva se aglutina y mezclan sus colores fundiéndose en una mezcolanza de pigmentos fríos, que conforme avanza tu vista, la simbiosis entre cielo y tierra terminan siendo uno solo y uniforme pedernal.
Es precioso contemplar el campo y el mar, los árboles, los pájaros, los barcos en la distancia, las estelas de las aeronaves que se acoplan con las de los veleros de mar adentro... ¡Qué bonita es la naturaleza! y en eso convendrán conmigo.

Te enardece el alma y el corazón se regocija cada mañana viendo el matutino paisaje aludido, y al medio día con el sol radiante y cuando languidece el atardecer y por la noche cuando ese mismo paisaje va perdiendo la luminosidad del astro rey y lo releva el vespertino aparecer de la Luna y su corte, en el titilar de las estrellas.

Lo que ocurre es que, cuando llevas viendo ese único paisaje de siempre como única alternativa  inamovible, como una imagen perpetua y repetida durante veinte largos años enclaustrado y atado a una silla de ruedas en un quinto piso y sin elevador, el paisaje de tu ventana se transforma en una foto odiosa y fija y tan inmóvil como yo, a quien solo me queda la esperanza de que, algún año, los vecinos se pongan de acuerdo en instalar un ascensor, donde un día, también, pueda tener la dicha de apreciar ese mismo, y otros horizontes a ras de tierra...