España, un balcón a la solidaridad (por Daniel Peña Benítez)
En estas últimas semanas tras el ocaso, estamos contemplando desde nuestras terrazas un hecho sociológico que traspasa urbanizaciones, bloques, diseminados o cualquier otro tipo de construcción residencial.
Los balcones son las nuevas casas de vecinos, son las calles que trascalan, son las sillas de enea en la casapuerta. Transformándose en un espacio de socialización, unidos por el sonido producido por el chocar de las palmas de la sociedad española en un enorme gesto de gratitud hacia todo el personal desplegado por cada rincón del país para afrontar esta crisis sanitaria. Nuestros héroes y heroínas cambiaron la capa por la mascarilla para poder combatir al monstruo del virus con seguridad.
Dando las gracias por disfrutar de la asistencia sanitaria universal, es decir, pública y es ahí donde se podría profundizar para realizar una reflexión sobre lo público construido durante décadas por el esfuerzo de toda la población a través de aportaciones económicas denominadas impuestos. Esta vez, el equipo somos nosotros y el partido que se está jugando nos concierne a todos pues es sumamente vital el resultado.
Pero una lágrima llena de rabia se escapa al ver que nos faltan recursos, ¿cómo es posible que cuando la situación lo requiere no damos abasto?. Echamos de menos esas camas que han desaparecido por culpa de las corruptas privatizaciones que han asolado el país y manchado el nombre de las distintas comunidades desde el sur hasta aquella región de allá arriba. También lloramos la pérdida de aquellos que optaron por la "movilidad exterior" para potenciar sus carreras.
Después de la negación diaria al ver las cifras de los casos y fallecidos esperando a que llegue la curva a ese punto álgido cual montaña rusa para que baje, pero la caída será dura y esta vez no producirá ningún tipo de serotonina, ni ninguna reacción química placentera en nuestro cerebro, al contrario, nos ha de servir para replantearnos y como advertencia de muchas cosas.
Al igual que la crisis económica de 2008, nos sirvió para despertarnos de ese mal llamado sueño de creernos clase media dejándonos claro que no es posible endeudarse por encima de nuestras posibilidades. Debemos ser conscientes de construir un cordón sanitario a nuestro estado del bienestar empezando a buscar nuevos horizontes hacia donde se debe impulsar nuestra economía.
Daniel Peña Benítez.

































Rebelderota | Jueves, 02 de Abril de 2020 a las 19:16:40 horas
La culpa de todo es de los políticos , ello viven bien y se ha visto que cuando tienen un problema como el coronavirus se han ido a clínica privadas a pesar de queellos dice la sanidad pública es buena , verdad Carmen Calvo?. Además si hubiera una sanidad nacional centralizada no dejada a lo que decidan cada comunidad autónoma estos problemas no habrían pasado. Es hora de acabar con el estado delas autonomias que solo sirve para colocar a políticos y perdamos nuestro dinero .
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