El amor infinito lo encuentro en sus ojos cada vez que me miran. El amor infinito me persigue por toda la casa y se aferra a la seguridad de que estoy cerca. No entiende de ausencias, por breves que sean, y se queda herido y lastimado si alguna vez sucede. El amor infinito te tiende la mano cada vez que la pides y te ofrece la suya cerrando los ojos pues sabe que irá contigo ciegamente a cualquier parte.
 

Este amor infinito no sabe de celos ni juzga lo que haces, todo lo recibe como el regalo más hermoso que puedas ofrecerle y no pide nada, sólo que estés.
 

Nunca verás en otros ojos una mirada como esa de la que eres reflejo y jamás una sonrisa será tan plena como la que brota al verte aparecer en medio de cualquier momento. No puede haber más pureza que en sentir que alguien lo es todo, que cada día lo único que importa es tenerte a su lado.
 

Y no puede sentirse mayor responsabilidad que saberse amada hasta tal extremo, hasta la confianza ciega y el sentimiento más puro y noble que puede existir.
 

Pueden quitártelo todo, incluso la libertad, tu ansiada libertar de correr bajo el sol y sentirte parte de este mundo tan complicado. Si me sientes a tu lado todo sobra pues soy tu refugio donde ser como quieres ser, sin que nada ni nadie pretenda hacer de ti alguien que no eres. La libertad no siempre se encuentra bajo el sol, también en la mirada de quien ve tu esencia y te deja ser tú.

Por eso hoy no me emocionan los globos azules, los puzzles de colores ni las frases profundas escritas en las redes. Prefiero que cada uno imaginase que esta ausencia de libertad que estos días nos toca soportar se impusiera en nuestras vidas de manera perpetua, que siempre haya alguien que nos diga qué, cómo y cuándo, que nuestra voluntad no cuente, que nuestra voz no se oiga ni nos dejen decidir…
 

Prefiero que cada uno imaginase ser tratado eternamente como niños aún siendo adultos, viendo las oportunidades en otros, la dignidad en otros, los derechos en otros, presos en un escaparate donde rebotan ojos compasivos, que no comprensivos. Que cada uno imaginase una vida siendo lo que no quieres ser, haciendo lo que no quieres hacer, sintiendo lo que no te apetece sentir, incluso riendo sin querer reír, pero todo debe parecer fiesta y felicidad en ese escaparate, que ya dejarán la dura realidad de puertas para dentro.

Por eso, las luces azules deberían iluminar un futuro cierto y no edificios, y los puzzles de colores entrelazar mentes abiertas que creen oportunidades y las palabras bonitas salir del papel y hacerse realidad. Por eso, los centros educativos deberían seguir y seguir y seguir educando en el respeto a la diversidad porque todos somos diversidad, con recursos y buena formación,  para no mirar con pena e impotencia a esos que no alcanzan el currículum sin más estrategias que años y años delante de la misma ficha.
 

Por eso, cada vez me siento más lejos de las campañas de concienciación, porque la concienciación se hace día a día, dando visibilidad, mostrando lo bueno y también lo malo, luchando como cada uno pueda por la igualdad de oportunidades, qué digo, al menos por una oportunidad, dejando de ser los pobrecitos del sistema que recogen las migajas de quienes se lucen en la foto pero no están para las cosas serias.
 

Por eso, hoy 2 de abril, Día Mundial del Autismo, aplaudiré cada gesto por mínimo que sea, no es algo que reste, al contrario, pero el resto del año deberíamos seguir mostrando CAPACIDADES y reivindicando OPORTUNIDADES, que se cumplan efectivamente sus derechos y se respete su dignidad, y por encima de todo se les deje ser quienes quieran ser sin tratar de meterlos a presión en el molde de la normalidad, como si la normalidad fuera perfecta.

 El amor infinito me mira y sobran las palabras…Por ti seré… Por ti lucharé siempre… Para mí tú eres perfecto.

Charo Martín-Arroyo Neva