Crónica del claustro en el año del coronavirus
Always look on the bright side of life
Balsa Cirrito
Tengo para mí que este va a ser un buen año. Incluso para la salud. De hecho, me juego una ronda de latas de cerveza de marca blanca a que la esperanza de vida de los españoles subirá en 2020.
Hagan cuentas. No habrá muertos por accidente de tráfico (ni aéreo, de tren o marítimo).
Ni apenas accidentes laborales (con las perspectivas que tenemos, de esos no va a haber durante mucho tiempo).
Ni caídos en trifulcas, peleas o broncas, con lo que, además, uno se puede poner chulo con quien le dé la gana, porque nada le va a pasar. Cada cual tiene la posibilidad de decir en su casa muy gallito, por ejemplo, “y al imbécil de Feliciano (por poner un nombre) como me lo encuentre por la calle le parto la boca. Oye, que le parto la boca y le arranco la cabeza. ¡Por estas!” En las actuales circunstancias, como se comprenderá, el riesgo es mínimo, porque es casi seguro que no se va a encontrar con Feliciano.
Nadie fallecerá de un ataque al corazón mientras estaba haciendo deporte.
Tampoco habrás suicidas, porque pegarse un tiro en casa, ahora, con todo el mundo apiñado alrededor, no resulta muy decoroso.
Y apenas habrá asesinatos. Asesinatos producidos en robos y similares, me figuro que muy pocos, porque, ¿quién va a ir a atracar a un banco un día de estos, si el tipo de detrás de la caja va a tener la cara tapada con mascarilla como si él fuera el que roba (y no lo digo con segundas)? Y de los otros, de esos que vemos en las películas con un plan de puta madre para escaparse de rositas, menos aún, porque si alguien está confinado en su casa con su mujer, y la mujer aparece envenenada con cianuro, no sé yo que coartada va a presentar, salvo la de que ha ido a llevar la basura al pueblo de al lado, poco creíble, desde luego.
Espera... ¿Y que decir de los siete millones de personas en el mundo, diez mil en España, que mueren anualmente por la contaminación según la OMS? Estos, sanos; sanos como robles en Extremadura. Como bien saben, ha bajado tanto la contaminación que muchos grupos ecologistas de todo el mundo se están planteando su disolución o, como mucho, transformarse en iglesias new age, con lo cual la OMS va a tener que darle la vuelta a su informe de todos los años.
Y, encima, la curiosidad. Sobre todo la curiosidad. La curiosidad mantendrá vivos a aquellos que no andan demasiado finos de salud. No hay nada que estimule tanto para seguir vivo como las ansias de saber. De saber cómo acaba esto.
Castejón | Miércoles, 01 de Abril de 2020 a las 12:56:14 horas
Jajajajajaja..bién me decía un amigo que sobre los 18 días de confinamiento llegaba la "mamparitis"...
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