Una vida para muchos años
En esta sección publicamos capítulos del libro "Desde el Picobarro de Rota" (Relatos y cuentos), escrito por el roteño Prudente Arjona que gentilmente lo ha cedido para compartir con los lectores de Rotaaldia.com. El autor, quiere simplemente que se conozcan las historias y anécdotas que describe y en esta sección de Opinión semanalmente se irán publicando.
UNA VIDA PARA MUCHOS AÑOS
“El donante no muere, sino que prodiga y prolonga su vida en los receptores de sus órganos”
Las tres de la madrugada y aún nos resonaban las palabras del médico de la UCI con la noticia del estado irreversible de nuestro hijo, quien se había estrellado con su ciclomotor.
—¡No nos hacía ningún caso Juan! –Repetía una y otra vez Rosa, su angustiada madre: -¿Cuántas veces le decíamos que no condujera sin el casco?...
—Su hijo se encuentra clínicamente muerto; las fracturas del cráneo han provocado su muerte cerebral. Al estar en la UCI, sus órganos están funcionando artificialmente, pero él ha muerto. –El médico, afectado al tener que dar la noticia, nos dijo: —El daño es irreparable, pero aún hay algo que os puede aliviar el dolor...
—Mi mujer me miró con cara de escepticismo, preguntándose en su interior: ¿Qué puede remediar la pérdida de un hijo de 18 años? –El médico, sabiendo lo que bullía en nuestras cabezas, nos dijo con ternura:
—Vuestro hijo puede continuar viviendo en los cuerpos de otras personas; Hay miles de pacientes terminales pendientes de un trasplante de órgano, sin el cual tienen los días contados...Sabemos que eso es muy duro, pero saber que su hijo le va a dar vida a otras personas, es algo grande que son ustedes los que han de calibrarlo. Si no estáis de acuerdo, lo entenderemos.
De nuevo los ojos suplicantes de Rosa, no entendía que a su hijo, que horas antes callejeara por las calles del pueblo con su ciclomotor. Que ahora, un señor con bata blanca nos pidiera extraerle sus órganos y descuatizarlo para anónimos enfermos... —¿Qué locura era esa?... —El médico vivía el acontecimiento que con demasiada frecuencia sufría en la antesala de la UCI...
—¡A mi hijo no, a mi hijo no! -repetía mi mujer. –se desplomó; Flácida y desmadejada, manteniendo un mutismo absoluto, con la mirada perdida en el techo, permaneció callada un tiempo, cuando... con una energía impropia, se levantó y mirándome a los ojos me dijo: -Llama al médico Juan, tengo que hablarle.- A toda prisa me dirigí a la puerta de la UCI y le pedí ver urgentemente al físico, con el escepticismo de ignorar las pretensiones de Rosa...
El doctor Gutiérrez se acercó con aparente serenidad. -Rosa, tomando sus manos, con firmeza y taladrándole con la mirada le dijo,
—¡Doctor Gutiérrez, quiero que mi hijo continúe viviendo! ¡Quiero que su vida se prolongue, alargando la existencia de enfermos condenados a morir irremediablemente...! -Tras tomar de nuevo aire, Rosa prosiguió:
—¡Doctor he pensado, que de esa manera, mi hijo no solo no habrá muerto, sino que desde ahora vivirá repartidos en distintos cuerpos y paralelamente en el espíritu de varias personas al mismo tiempo, multiplicándose y prodigándose!... Gracias doctor por habérmelo hecho abrir los ojos.












Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.5