Vaya por delante que en este artículo no se desvelará ninguna información sobre la trama de la novela para no perjudicar a quien tenga interés en leerla; en cambio, sí pretendo que si alguien que se acerque a este escrito descubre una motivación para animarse a ello, sería muy gratificante, pues merece la pena.

De entrada decir que "Balbina Esquivel" es una obra extraordinaria no pecaría en absoluto de apasionamiento: Es la pura verdad. La novela que Manuel Mateos Laynez ha creado cuenta ante todo la historia de una mujer, de una persona real, con una vida azarosa, que llena el relato con su enorme personalidad: una mujer y una vida en continuo conflicto. Una roteña que viene al mundo porque esas casualidades que convergen en nuestro devenir existencial así se conjugan. Empieza a hacer notar su presencia antes de nacer y su existencia va a tener emociones, cambios de vida y contradiciones que le van a acompañar desde ese momento hasta su muerte. En su trayectoria, las buenas y las malas épocas se suceden, se entrecruzan y chocan, forjando en Balbina, a fuerza de golpes, una personalidad arrolladora, que empapa el entorno que la rodea.

Es inevitable sacar a relucir que la vida no es amable con ella, que sus virtudes y sus anhelos son más fuente de dolor que de alegrías, pero que, a pesar de ello, sabe dar siempre más de lo que recibe. El resto de personajes, todos ellos muy bien construidos por el autor, como en la vida responden muy diferente, siendo muchos de ellos muy importantes en la narración con una clara vocación de autenticidad.

Nada en la novela resulta superfluo, todo adquiere un sentido, hasta el más mínimo detalle. Volviendo a la protagonista es de señalar que el personaje atesora tanta fuerza que no exagero si digo que me ha recordado a los más grandes personajes femeninos de la literatura que he tenido la oportunidad de disfrutar. Me ha venido a la memoria heroínas tan potentes como Ana Ozores de "La Regenta", Enma Bovary de "Madame Bovary", Scarlett O´Hara de "Lo que el Viento se Llevó", Andrea de "Nada", Fortunata de "Fortunata y Jacinta" o Jo de "Mujercitas". A este nivel, sin ningún género de dudas.

El relato se desarrolla en Rota y en Cádiz, en dos líneas temporales paralelas; una que está presente en apenas dos días, desde el principio hasta el final, y la otra que va desgranando los acontecimientos de la vida de Balbina. El texto expone una narración muy dinámica que mantiene la atención de la persona que lo lee, de tal forma que molesta tener que interrumpir la lectura y buscas la manera de retomarla. Son varios los casos que conozco que han sentido la misma necesidad de continuar.

La narración se enriquece con frecuentes descripciones que no desmerecen con el hilo conductor, forman un todo con la obra, son detalladas, realistas, te conducen a ver claramente lo que expone y resultan muy enriquecedoras. No es en absoluto "spoiler" adelantar que con ellas te adentras en las casas, en los comercios, en los lugares donde se desarrolla la acción. Quedan también perfectamente ensamblados, animales y plantas, que no dejan de ser aleatorios casi en su totalidad; en el caso de los animales que aparecen, en algunos momentos se sirve de ellos el autor como espectadores de hechos relevantes, y no siempre responden por igual, desde la indiferencia consciente, la incomprensión o la empatía y la solidaridad, personificados en algunos de ellos.

Es también notorio el choque que se produce entre el ambiente conservador, rutinario, convencional, reaccionario y tradicional donde se mueve la trama frente a una persona que vive por delante de su tiempo, que la educación que ha recibido, en lugar de servirle para facilitarle la vida, para ser reconocida, la condena a lo contrario, al recelo, al rechazo, a la crítica más amarga, lo que crea en ella rebelión, sufrimiento e incomprensión. Esta tradición en la que asoma la religiosidad popular con toda su carga de culpabilización de la diferencia; también responde la ciencia oscura del curanderismo, de la sabia, de la bruja, que goza de un conocimiento interior más allá del común.

Los personajes, reales, auténticos, son como son, condicionados por la vida, por las costumbres, por los ritos y por las creencias. Un personaje de Rota tan considerado como el Nazareno, tratado con un respeto exquisito, se hace notar con singular relevancia. Las pasiones afloran con intensidad, al tiempo que en Balbina se juzgan con extrema dureza, aunque también hay casos de mayor comprensión, se justifican en otros o se asumen con fatalismo.

Para resumir, no se puede expresar de otra manera que señalando que la novela es pura vida y real como no puede ser menos. Al hilo de esto me falta conocimiento para haber apreciado y reconocido muchos de los datos, si son reales, si la historia en que está basada es la verdadera vida de Balbina, si se adorna de la creatividad del autor. Seguro que la gente de Rota va a saberlo mejor que yo y va a reconocer más detalles que a mí se me habrán escapado.

No puedo olvidar que el libro está escrito con un vocabulario muy completo, preñado de términos roteños, usados de forma habitual. Con la misma naturalidad y fiel a su autenticidad se explican rituales religiosos, costumbres populares, recetas de cocina, trabajos artesanales y del campo, y más.

No se puede escribir sobre un tema relacionado con Rota nada más acertado, más variado, ni más bello. Me importa un rábano meterme en un charco, pues de todo lo escrito por gente de Rota que haya publicado libros, y que yo haya leído, que son unos cuantos, solo Felipe Benítez me parece mejor escritor; aunque en cuanto a transmitir emociones, me cuesta encontrar algo mejor, no solo aquí, sino en los cientos de obras que han caído en mis manos.

Si quieren disfrutar de una lectura memorable... ya saben.

Manuel García Mata