Aunque su puesto como guardia civil está dentro del Grupo de Atestados de la Plana Mayor del Subsector de Tráfico de Cádiz, es decir, la mayoría de sus intervenciones están relacionadas con la carretera y el tráfico, el roteño Javier Santamaría Morón fue el pasado domingo uno de los agentes claves en la detención de un peligroso ladrón de coches.

Para cualquiera que pueda leer esta noticia, no tendría nada de excepcional que un miembro de la Guardia Civil participe en un operativo de estas características, pero la cosa cambia cuando el agente pone en riesgo su propia vida para llegar al objetivo de alcanzar a un presunto ladrón de coches, que iba armado, era corpulento y parecía peligroso, según la definición de los propios cuerpos de seguridad.

Javier Santamaría, que en 2012 ya se le pudo ver en este mismo periódico y en otros tantos por salvarle la vida a un niño de 3 años que estaba a punto de fallecer atragantado en una venta donde estaba con sus padres, vuelve a estas páginas por demostrar una vez más su vocación de servicio llevado al máximo extremo, donde poniendo en riesgo su propia integridad, consiguió, junto a otro compañero guardia civil, detener al individuo sospechoso.

Ni los cuatro kilómetros de persecución a pie campo a través, entre marismas, salinas, lodazales, ciénagas y fango, ni la peligrosidad del presunto ladrón, se interpusieron en la mente de este guardia civil roteño que durante el operativo temió por su vida al lanzarse sin pensarlo en una zona de agua que resultó ser puro fango, en la que se quedó clavado, sin poderse mover mientras el terreno  poco firme y hundible lo engullía casi hasta el cuello. Dice que es de los que no se lo piensa dos veces cuando hay un objetivo que cumplir y cruzar ese  lodazal era la única manera que tenía de acortar la ventaja que llevaba el sospechoso, un hombre de  29 años, que robó un coche en Chiclana. 

La versión de Javier Santamaría contada a Rotaaldia.com con pelos y señales, es que sobre las 11.30 horas estaba con su compañero patrullando en Puerto Real cuando vieron a la Policía Local en un operativo esperando a un individuo que acababa de robar un coche en Chiclana y circulaba de forma temeraria y armado. Se sumaron a la operación y localizaron la  furgoneta robada en el punto kilométrico 662,000 de la autovía A-4, cerca del Barrio Jarana, en Puerto Real, y en dirección hacia Jerez. Como cuenta este roteño, el vehículo había sido abandonado y el conductor había cruzado la mediana escapando por una salina cercana y un terreno muy complicado. Aún así, Javier Santamaría, su compañero, policías locales de Puerto Real, y policías nacionales y guardias civiles de El Puerto de Santa María, comenzaron la persecución que duró casi una hora. La ventaja que llevaba el sospechoso era importante y de repente se encontraron con el mayor escollo, una charca grande de agua que los hizo detenerse mientras veían cómo el ladrón seguía huyendo, así que ni corto ni perezoso, el guardia civil roteño se lanzó a la charca sin prever que el fango jugaría en su contra. Entre el peso del uniforme, el de sus armas y el equipo de transmisiones, quedó clavado en el fango, sin poderse mover ni para adelante ni para atrás, piernas paralizadas y  a bastante distancia del resto de compañeros que no podían llegar a él para ayudarle. Fueron minutos complicados, como cuenta a Rotaaldia.com y con coraje, acabó reptando con los antebrazos por el lodo, agarrándose a alguna rama que había cerca y logró salir de aquel agujero que se había convertido en una trampa.

Han pasado tres días de aquello y piensa el riesgo que corrió pero en aquel momento, tenía un objetivo y no iba a parar hasta conseguirlo. De hecho, acabó consiguiéndolo. Pero  antes, tras salir de la charca, aún le quedarían varios metros más de carrera por el lodo, entre salinas, y hasta tirarse de un puente roto con cierta altura, donde en este caso, fue su compañero Carlos el que comenzó a hundirse aunque con ayuda de Javier logró salir y continuar la persecución. En ella también seguían la Policía Local de Puerto Real, la Policía Nacional y Guardia Civil de El Puerto e incluso el testigo y amigo del dueño del coche robado que en realidad, fue el que inició la persecución por carretera desde Chiclana, aunque este mismo reconoce que fueron los guardias civiles los que poniendo en riesgo sus vidas acabaron reduciendo al ladrón y disuadiéndolo para que se entregara.

Como anécdota, cuenta Javier Santamaría, que cuando le pusieron los grilletes al individuo, este reconoció que no sabía que un guardia civil pudiera correr tanto como lo había hecho este , valorando la complicada persecución realizada,  y que en realidad, cedió al alto cuando Javier le dijo que se entregara "por su madre" como el mismo sospechoso, que acababa de salir de la cárcel, le confesó. 

Para este guardia civil roteño, fue una satisfacción conseguir el objetivo y además, recibir la felicitación de todos los compañeros que valoraron el arrojo que tuvo para cortar camino poniéndose en riesgo él mismo. Pero es que Javier Santamaría, que estuvo muchos años en el País Vasco ejerciendo, cuando la situación allí era muy complicada, con persecuciones y operativos muy peligrosos, no sabe actuar de otra manera, "primero el objetivo y luego las circunstancias", comenta a este medio agradecido por las muestras de felicitación que ha venido recibiendo él y su compañero que también pasó un mal rato.

Javier  manifiesta que el éxito de la operación es compartido con los dos guardias civiles y  dos policías nacionales de El Puerto, los  locales de Puerto Real y con el testigo que se aventuró a iniciar la persecución y dar las pistas, aunque en parte, él se llevara el peor rato.

Es la otra cara de la Guardia Civil de Tráfico.